LECTURA
DIARIA:
Marcos
capítulo 6
Aunque
Jesús enseñaba con eficiencia y sabiduría, la gente de su pueblo lo veía
simplemente como un carpintero. Rechazaban su autoridad porque era uno de
ellos.
Creían conocerlo, pero sus nociones preconcebidas no les permitían
aceptar su mensaje.
Jesús
dijo que un profeta (o sea, un siervo de Dios) nunca recibe honra en su propia
tierra. Pero eso no hace su trabajo menos importante.
Jesús
pudo haber hecho grandes milagros en Nazaret, pero no quiso hacerlos por el
orgullo y la incredulidad del pueblo. Los milagros que hizo tuvieron muy poco
efecto en la gente porque no quería aceptar su mensaje ni creer que vino de
Dios.
Los
discípulos se enviaron en parejas. Marcos destaca que a los discípulos se les
instruyó de no llevar nada, excepto bordón, mientras que Mateo y Lucas relatan
que Jesús les dijo que no llevaran bordón. Quizás Mateo y Lucas se referían a
un garrote que podían usar como arma de defensa, en tanto que Marcos hablaba de
una vara de pastor. En cualquier caso, el punto en los tres relatos es el
mismo: los discípulos iban a salir al mismo tiempo, sin mucha preparación,
confiando en el cuidado de Dios en vez de sus propios recursos. Los judíos
piadosos sacudían el polvo de sus pies después de pasar por ciudades o
territorios gentiles, en señal de rechazo a las influencias y prácticas
gentiles. Cuando los discípulos sacudían el polvo de sus pies al salir de una
ciudad judía, daban una vívida señal de que el pueblo rechazaba a Jesús y su
mensaje. Jesús aclaró que el pueblo era responsable de la forma en que
respondía al evangelio. Los discípulos no serían culpados si la gente rechazaba
el mensaje, siempre que lo presentaran con fidelidad y esmero.
La
despiadada ambición de Herodes era de dominio público, como lo era su
matrimonio ilegal con Herodías, la mujer de su hermano. Un hombre hizo de los
pecados de Herodes un asunto público. Aquel hombre fue Juan el Bautista. Como
solución, Herodes puso a Juan en la cárcel. Herodías le tendió una trampa y a
Juan he hizo que lo ejecutaran.
La
multitud se veía muy desvalida, como ovejas sin pastor. Es muy fácil dispersar
las ovejas; sin un pastor las ovejas están en serio peligro. Jesús sabía que Él
era el Pastor que debía enseñarles todo lo que necesitaban saber y cuidarlas
para que no se extraviaran de Dios.
Jesús
pidió a sus discípulos que buscaran comida para más de cinco mil personas. Los
discípulos hicieron lo que pudieron: recolectaron la comida disponible y
organizaron a la gente en grupos. Luego, en respuesta a la oración, Dios hizo
lo imposible.
Los
discípulos se sorprendieron al ver a Jesús andar sobre el mar. Debían haberse
dado cuenta entonces que Él podría ayudarles cuando estuvieran en dificultad.
Los discípulos estaban asustados, pero la presencia de Jesús ahuyentó el temor.
Aun
después de ver a Jesús alimentar milagrosamente a cinco mil personas, no podían
dar el paso final hacia la fe, a creer que Él era el Hijo de Dios. Si lo
hubieran hecho, no se habrían maravillado que anduviera por las aguas. No
podían transferir a sus vidas la verdad que ya sabían acerca de Él.
Amen
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