UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
POR
SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS
Nuestros
frutos son nuestras acciones: lo que hacemos y los resultados de nuestras decisiones.
El sabio rey Salomón escribió: “Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si
su conducta fuere limpia y recta” (Proverbios 20.11)
En
realidad, los frutos vienen a ser acciones. Podemos tener muy buenas
intenciones de llevar una vida mejor; tal vez orar con más regularidad,
estudiar la Biblia, manifestar más bondad hacia los demás o esforzarnos por
edificar a otros. Si nunca pasamos de las intenciones, estaremos mal.
Es
como el programa de dieta y ejercicios que alguien siempre va a comenzar…
¡mañana! Solo que mañana nunca llega. Y como resultado, no se produce ningún
fruto. No se desarrolla carácter.
Cuanto
más tiempo hagamos lo correcto, más serán los buenos frutos que demos. Estaremos
adquiriendo buenos hábitos. Estaremos dando buenos frutos y desarrollando el
carácter de DIOS, lo cual no solamente nos conviene personalmente, sino que
agradaremos a nuestro Creador.
Naturalmente,
tenemos libertad y capacidad de elegir. Todos podemos desviarnos del camino y
caer de nuevo en la ruta equivocada. Algunos han desistido después de llevar
una vida cristiana durante años. El apóstol Pablo estaba muy consciente de esta
posibilidad cuando escribió: “Golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no
sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1
Corintios 9.27).
DIOS
busca personas que no cedan ante la presión negativa de sus conocidos. Busca
personas que vivan conforme a sus leyes y que estén dispuestas a nadar contra
la corriente cuando sea necesario.
En
el mundo actual, los jóvenes que quieren vivir conforme a las instrucciones de
DIOS pueden sufrir muchas pruebas. A veces la presión para que actúen conforme a
las normas del mundo es inmensa; especialmente en lo relacionado con el aspecto
personal, el modo de vestir, el uso de drogas y la sexualidad. Cuando el joven
Daniel se encontró cautivo en Babilonia, era apenas un adolescente. Cuando se
vio presionado para que transigiera en su cumplimiento de las leyes de DIOS, él
y sus tres amigos: Ananías, Misael y Azarías se resistieron. Estaban resueltos
a “no contaminarse con la porción de la comida del rey” (Daniel 1.8). Y cuando
les ordenaron a los tres amigos que se inclinaran delante de un ídolo, y si no
lo hacían los matarían, se negaron a desobedecer el mandamiento de DIOS (Éxodo
20.4 - 6), aun sabiendo que podía significar su muerte (Daniel 3.16 - 18). Arriesgando su vida, se negaron a
comprometer sus convicciones. Como resultado de estas y otras acciones, ganaron
más favor con DIOS y con el hombre ¡y ascendieron a cargos de liderazgo en el
Imperio de Babilonia!
Si
al leer esta revista buscas saber lo que Dios tiene para ti según la Biblia,
¡probablemente ya has comenzado a aprender mucho! Este conocimiento trae
también responsabilidades. Eres responsable por lo que sabes.
Tenemos
que aprender a tomar decisiones correctas por nuestra cuenta. Tendrás que ocuparnos
nuestra salvación con temor y temblor. (Filipenses 2.12).
Para
producir fruto espiritual en la vida, tenemos que actuar. Jesús dio
esta advertencia para los que deseaban ser parte de su futuro Reino eterno: “No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos” (Mateo
7.21).
En
este versículo Jesús dice que se requiere acción. Hay algo que nosotros debemos hacer.
Este
es el momento de comenzar a formar buenos hábitos y de vivir por las leyes de
DIOS. Hoy es el momento de comenzar a hacer cambios positivos en nuestra vida
allí donde sean necesarios.
No
lo dejemos para mañana. Procuremos superar cada prueba que se
presente cuando se presenta, sin aplazar las cosas difíciles para más
tarde. Procuremos ser personas con altas probabilidades de hacer lo correcto,
una persona con la que DIOS puede contar. “No es buen árbol el que da malos
frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su
fruto” (Lucas 6.43, 44).
Dios
les bendiga abundantemente.
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