LECTURA
DIARIA:
Ezequiel
capítulo 48
La
tierra se divide ideal y lógicamente de norte a sur.
Cada tribu recibe una
porción igual de territorio. Siete de las tribus se hallan al norte del templo
y la ciudad, y cinco al sur. Se desestima la anterior ubicación de las tribus.
Isacar y Zabulón, que habían sido tribus septentrionales, son situadas en el
extremo sur. Gad, Rubén y la media tribu de Manasés deben salir de la
Transjordania, ya que esta región no se incluye dentro de las fronteras de
Ezequiel. La lógica en que se apoya la distribución que hace Ezequiel de las
tierras coloca a los cuatro hijos de Bilha y Zilpa en el extremo norte y el
extremo sur, y a los ocho hijos de Lea y Raquel más cerca, cuatro a cada lado,
de la ciudad y el templo. Judá está ahora al norte y Benjamín al sur. Esto tiene
la misma significación que en 47.15-20.La tierra se dividiría en trece porciones paralelas (una por cada tribu, más una santa) que se extenderían desde el Jordán o desde el Mar Muerto hasta el Mar Mediterráneo. La división de la tierra muestra que en el Reino de Dios hay un lugar para todos los que creen y obedecen al único Dios verdadero.
Esta
sección ofrece detalles sobre la tierra dedicada a usos sagrados. La cantidad
de espacio reservada a estos propósitos revela la intención de Ezequiel; un
país en el cual el templo del Señor ocupe el lugar central, y sacerdotes y
levitas desempeñen correctamente sus funciones. Veinticinco mil cañas de
anchura, área reservada para la ciudad y el templo, la cual incluye los
albergues para los sacerdotes y levitas, equivale a 25.000 codos cuadrados
El
Mar Grande es el Mar Mediterráneo.
La
ciudad tiene doce puertas, tres a cada lado. Se les dan los nombres de las Doce
Tribus, la de Leví incluida, y las de Efraín y Manasés unidas bajo la de José.
Jehová
– sama, la ciudad recibe un nuevo nombre, de acuerdo con su nueva condición
restaurada.
El
libro de Ezequiel comienza con una descripción de la santidad de Dios, que
Israel despreció y pasó por alto. Como resultado, la presencia de Dios abandonó
el templo, la ciudad y el pueblo. El libro termina con una visión detallada del
nuevo templo, de la nueva ciudad y del nuevo pueblo: todos demostrando la
santidad de Dios.
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