LECTURA
DIARIA:
Daniel
capítulo 9
La
visión del capítulo 9 la recibió Daniel en los días del capítulo 6. Este Darío
es la persona que se menciona en el capítulo 6.
El Asuero mencionado aquí no es
el esposo de Ester. Los hechos descritos en el libro de Ester ocurrieron
aproximadamente 50 años más tarde.
Daniel
clamó a Dios para que cumpliera la promesa de hacer regresar a su pueblo a su
tierra natal. Daniel había leído esta profecía y sabía que este período de
setenta años estaba llegando a su fin.
Daniel
sabía cómo orar. Había leído las palabras de Dios y había creído en ellas.
Cuando oraba, ayunaba, confesaba sus pecados y suplicaba a Dios que le revelara
su voluntad. Oraba con una entrega completa a Dios y era totalmente receptivo a
lo que Dios le dijera.
Daniel
aprendió de los libros de los profetas, especialmente del de Jeremías, que la
desolación de Jerusalén continuaría por setenta años, que estaban acercándose a
su fin.
Los
judíos cautivos se habían rebelado contra Dios. Sus pecados los habían llevado
al destierro. A través de los años, Dios había enviado a muchos profetas para
que hablaran a Su pueblo, pero sus mensajes cayeron en el vacío. La verdad era
demasiado dolorosa para escucharla. Daniel mencionó las bendiciones y las
maldiciones definidas en Deuteronomio 28. Dios había dado al pueblo de Israel
una elección: obedézcanme y serán bendecidos, o desobedézcanme y se enfrentarán
a las maldiciones. La aflicción tenía la intención de hacer que el pueblo se
volviera a Dios.
Daniel
habló de cómo Dios siempre trataba de que Israel volviera a Él.
Daniel
clamó por misericordia, no por ayuda, porque sabía que su pueblo merecía la ira
y el castigo Dios.
Dios
contestó la oración de Daniel.
A
menudo las Escrituras utilizan números redondos para expresar un concepto, no
para dar una cuenta exacta.
El
Mesías, el Ungido, sería rechazado y ejecutado por su propio pueblo. Su
perfecto reino eterno habría de venir más tarde.
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