LECTURA
DIARIA:
Oseas
capítulo 2
Los
temas de este capítulo son el castigo y la restauración de Israel.
Como en un
caso de la corte, la adúltera es llevada a juicio y encontrada culpable. Sin
embargo, después de su castigo, con gozo y con ternura vuelve a Dios
Oseas
había provisto a su esposa de ropa, y Dios había provisto a Israel de
abundantes lluvias para sus cosechas. Ya sea que la ilustración sea de Oseas y
Gomer o de Dios e Israel, nos advierte del castigo de la infidelidad. De la
misma forma en que un esposo puede no querer brindarle sustento a su esposa
infiel, Dios no tolerará la infidelidad de Israel. Destrozará la tierra y como
consecuencia llegará la hambruna.
.Los
israelitas estaban agradeciendo a los dioses falsos (específicamente a Baal) la
comida, el refugio y la ropa, en vez de agradecer al único Dios que les dio
esas bendiciones. Por lo tanto, Dios rodearía de espinos su camino, al hacer
que la recompensa por su idolatría fuera tan desilusionante que se convencerían
de volverse a Dios. A pesar de la infidelidad de Israel, Dios sigue siendo fiel
y misericordioso. Continuaría buscando a su pueblo, incluso hasta el grado de
colocar obstáculos en su camino de desobediencia para que regresaran a Él.
Dios
despliega su misericordia mientras trata por todos los medios de retenerlo
junto a sí.
Baal
significa literalmente señor o amo. También quiere decir poseedor, esposo o una
persona que obtiene algo. Algunas veces los israelitas se contaminaron con el
culto a una falsa deidad que los cananeos llamaban Baal. Baal también era la
palabra común para «esposo» o «amo»; se utiliza a través del Antiguo Testamento
para designar a los maridos o a los dueños de alguna propiedad.
Gomer
no se dio cuenta de que Oseas le había dado lo que ella poseía, e Israel no
reconoció a Dios como el Dador de bendiciones. Tanto Gomer como Israel
utilizaron sus posesiones de manera infiel cuando corrieron en pos de otros
amantes y otros dioses.
Los
israelitas estaban tan inmersos en la idolatría que realmente creían que los dioses
paganos les habían dado sus huertos y sus viñas. Se habían olvidado de que la
nación entera era un regalo de Dios.
Desafortunadamente,
Israel no desechó los ídolos ni los centros de adoración pagana como se les
había ordenado. En vez de eso, toleraron y con frecuencia se unieron a los
adoradores de Baal, a menudo por la influencia de reyes corruptos.
Dios
modifica los escenarios, y hace nacer la esperanza allí donde hubo problemas.
El
perdón puede salvar y transformar un matrimonio, orden familiar. Por medio de
la trágica historia de Oseas y Gomer Dios nos revela tanto la profundidad como
el poder
No
sería sino hasta el destierro de Judá que la nación entera comenzaría a entrar
en razón, y renunciaría a sus ídolos y regresaría a Dios; y no será sino hasta
que Dios gobierne por medio de Jesús, el Mesías, que será restaurada la
relación entre Dios y Su pueblo. En ese día, Dios ya no será como su amo o
propietario; será como su esposo. La relación será profunda y personal, la
clase de relación que podemos conocer, si bien imperfectamente, en el
matrimonio.
El
tiempo vendrá cuando la infidelidad sea imposible, porque Dios nos habrá unido
a sí en su perfecta rectitud, amor y misericordia. La fiesta de compromiso en
los tiempos de Oseas era algo más que un simple compromiso para casarse. Era un
compromiso de enlace, un profundo compromiso entre dos familias para una
relación permanente y futura. Dios estaba prometiendo un comienzo nuevo y
fresco, no solo una reparación de un acuerdo viejo y cansado.
El
regalo de bodas de Dios para su pueblo, tanto en los días de Oseas como en los
nuestros, es su misericordia. Aunque no tenemos mérito alguno, nos perdona y
nos hace aceptos ante El. No existe para nosotros la posibilidad de que por
nuestros esfuerzos podamos alcanzar las altas normas de Dios para la vida moral
y espiritual, pero debido a su gracia nos acepta, nos perdona y nos lleva a
tener una relación con El. En esa relación tenemos comunión con El de manera
personal e íntima.
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