UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LO QUE EL MUNDO
NECESITA
En
la actualidad, el valor más grande que podemos practicar como iglesia
porque es el que el mundo más necesita, es el amor.
Jesús
insistió y modeló este valor. Según la descripción que hace la Biblia del amor
de Jesús, en palabras no es posible explicarlo, medirlo, pesarlo, ni
limitarlo.
“Para
que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el
amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda
la plenitud de Dios”. Efesios 3. 17 – 19.
La
Biblia dice que el objeto de este amor, somos nosotros, y la máxima expresión
de este amor está en su muerte.
El
amor de Jesús se recibe al creer en él como Salvador. Ese valor se
convierte en la base, motivación, motor, fuerza, virtud y energía que da
identidad a la persona.
Es
Cristo viviendo en nuestro interior (corazón) que nos capacita para conocer y
comprender las dimensiones de su amor: anchura, longitud y profundidad. Este
amor es más grande que todo, excede al conocimiento, sobrepasa nuestro
razonamiento, nuestra mente es incapaz de comprender todo lo que es el amor de
Jesús.
Su
muerte en la cruz es la demostración máxima de su amor para nosotros, 1 Juan
3.16 lo explica, pero también Romanos 5.8. El amor se demuestra cuando estamos
dispuestos a sacrificar nuestra vida con tal de salvar la del prójimo.
Lo
que más busca Jesús de nosotros no es todo lo que hacemos, no es todo lo que
tenemos, no es lo que somos sino cuanto obedecemos lo que él nos manda que
hagamos.
La
obediencia es hacia DIOS, hacia su Palabra, hacia su misión, hacia el Espíritu,
hacia las autoridades delegadas por Él.
El
lenguaje del amor es la obediencia (Juan 15.10). El amor de Jesús
es tan grande, profundo e inmenso que solo podemos entenderlo en la persona de
Jesús quien voluntariamente se entregó por amor al murió en la cruz.
Hoy
Jesús está ofreciendo su amor a todos, y desea que todos nos amemos, le
obedezcamos y le honremos con toda nuestra vida, mente, alma, cuerpo, talentos,
familia, trabajo, habilidades, etc.
El
encargo que Jesús dejó a la iglesia va más allá que solo predicar el evangelio
sino discipular, no es solo asistir a los cultos u ofrendar con regularidad,
que, aunque eso es bueno, no es eso lo que Jesús busca de nosotros.
Si
Jesús demostró su amor al morir en la cruz en lugar de nosotros, por lógica,
hoy todo aquel que ya tiene ese amor en su corazón, debe amar al
prójimo como él nos amó, debemos obedecerle (guardar) en todo lo que él ha
dejado como su Palabra y vivir solo para glorificar (honrar) a DIOS con nuestra
vida y con los frutos.
Lo
que más se necesita es que el amor de Jesús nos controle, porque solo así,
construiremos un puente que nos conecte con el mundo. Jesús demostró su
gran amor al dar su vida por nosotros, hoy nos toca vivir saturados y
controlados de ese amor.
Dios
les bendiga abundantemente.
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