UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¿BASTA
DECIR NO?
La
sociedad proclama dos mensajes de moda: “Sexo libre” y “sexo seguro”. En las
escuelas secundarias reparten preservativos gratis a los jóvenes.
En
Argentina se está promoviendo la llamada “ley de educación sexual” que no hace
otra cosa que desvirtuar y pervertir en los niños el sexo tal como DIOS lo
creó.
En
los años cincuenta, cuando se enseñaba a los jóvenes a abstenerse de las
relaciones sexuales antes del matrimonio, el número de enfermedades de
transmisión sexual se contaban con los dedos de una mano. Hoy ascienden a más
de 30, y casi un tercio de ellas son incurables. ¡Se adquieren de por vida! Por
ejemplo, en 1967 uno de cada 32 estudiantes de secundaria en los Estados Unidos
portaba alguna enfermedad venérea. Hoy la cifra es uno de cada cuatro… y las
chicas adolescentes en estado de embarazo portan, en promedio, ¡más de dos de
esas enfermedades!
En
1980 nadie había oído los términos “VIH” ni “sida”. Hoy, según la Organización
Mundial de la Salud, 40 millones de seres en el mundo lo tienen y se calcula en
25 millones las muertes por esta causa desde 1981.
Pero
el sida no es la única enfermedad mortal en 1997 murieron más mujeres víctimas
de cáncer causado por el virus del papiloma humano (VPH conocido también como
verrugas genitales) que por el sida. De hecho, los centros para el control de
enfermedades informan que “el VPH es acaso la enfermedad de transmisión
sexual más frecuente entre los jóvenes sexualmente activos”.
No
es extraño, pues, que DIOS aconseje: “Huid de la fornicación. Cualquier otro
pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra
su propio cuerpo peca” (1 de Corintios 6.18)
La
sociedad se ríe de la única solución que realmente funciona; y quienes
promueven esta solución son tenidos por anticuados y fanáticos religiosos.
Sin
embargo, es la solución que puede servir para los jóvenes, DIOS nos hizo diferentes de los animales.
Tenemos la capacidad de elegir, y dado que sí tenemos ciertos impulsos físicos,
nuestra mejor opción es evitar situaciones donde podamos sentirnos tentados a
hacer algo que luego lamentaremos. “El prudente ve el mal y se esconde, pero
los ingenuos pasan y reciben el daño” (Proverbios 22.3)
La
mayoría de los padres aman de verdad a sus hijos y desean lo mejor para ellos.
Proveer una red de seguridad mientras sus hijos navegan por las aguas
traicioneras de la adolescencia, período que sentará las bases para los
próximos 50 años o más de su vida es lo mejor.
Ciertos
errores cometidos en la juventud nos acompañan el resto de la vida, y todas las
lágrimas y lamentaciones del mundo no podrán borrarlos.
El
apóstol Pablo aconsejó a Timoteo, su hijo en la fe, “Huye de las pasiones
juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón
puro invocan al Señor”. (2 Timoteo 2.22)
Huir significa
escapar, alejarse de algo, no significa luchar con algo, más bien huir de algo.
La Biblia no dice que debemos resistir las pasiones con una fe firme; no, Pablo
utiliza el verbo “huir”, una palabra definitiva y activa cuando se trata de
cómo enfrentar a las pasiones.
Huir
sin llevar un rumbo fijo o dirección fija es algo difícil. No obstante, Pablo
no dijo que no solamente huyera de algo, sino también que
siguiéramos hacia algo; él continuó diciendo: “Sigue la
justicia, la fe, el amor y la paz”.
El
libertinaje que la sociedad actual ofrece a nuestros jóvenes los lleva a la
destrucción y los hace esclavos de sus propios deseos.
La
libertad que DIOS nos da es para vida y trae bendición.
Dios
les bendiga abundantemente.
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