LECTURA
DIARIA:
Daniel
capítulo 10
El
versículo 1 resume los capítulos 10-12. Se refiere al 536 a.C., unos dos años
tras el retorno de Zorobabel.
Esta
es la visión final de Daniel (536 a.C.). En ella recibe un discernimiento mayor
en cuanto la gran batalla espiritual entre el pueblo de Dios y los que quieren
destruirlo. Incluso hay más información detallada sobre el futuro,
específicamente las batallas entre los reyes tolemaicos (del sur) y los reyes
seléucidas (del norte).
Antes
de esta visión, Ciro permitió que los judíos regresaran a Jerusalén. ¿Por qué
no regresó Daniel a Jerusalén? Probablemente ya era demasiado viejo para hacer
el largo y difícil viaje (tenía más de 80 años). Sus deberes en el gobierno
pudieron habérselo impedido. O tal vez Dios le dijo que no fuera para completar
la obra para la cual lo había llamado.
La
persona que vio Daniel era un ser celestial. Daniel tuvo una visión de la
batalla entre los poderes sobrenaturales del bien y el mal.
Parece
que Daniel está afligido debido a las noticias que continuamente recibe sobre
la situación en Jerusalén. El mensajero celestial inspiraba temor y tenía una
apariencia resplandeciente, a semejanza de los cuatro seres de Ezequiel 1.
La
manifestación de seres celestiales refuerza el carácter divino del mensaje de
Daniel.
La
oposición a la respuesta de la oración de Daniel, es uno de los ejemplos más
claros en el AT de que ejércitos de demonios se oponen a los propósitos de
Dios, que las luchas terrenales a veces reflejan las que tienen lugar en los
cielos, y que el ayuno y la oración pueden influir en su resultado.
El
príncipe de Persia sería la cabeza de las fuerzas espirituales que comandarían
a la pecadora Persia, especialmente en sus relaciones con el pueblo de Dios.
Miguel es un antiguo ángel. No se explica la exacta naturaleza del conflicto ni
por qué el mensajero no pudo derrotar al príncipe.
La
influencia angélica sobre las naciones, ángeles. Algunos ángeles tienen
influencia sobre determinadas naciones. El gobernante de Persia, un ángel
malvado cuya habitación estaba en los lugares celestiales (el dominio
invisible), intentó retener a los cautivos israelitas para que no regresaran a
su tierra natal. Esto nos revela el gran dominio que tales principados y
potestades de las tinieblas pueden ejercer sobre las naciones. En este mismo
capítulo encontramos otros dos «príncipes» angelicales que gobiernan naciones:
Miguel, «uno de los principales príncipes», gobierna y guarda las actividades
de Israel y «el príncipe de Grecia», quien, tal y como fue profetizado,
finalmente vendrá e impondrá su predominio sobre «el príncipe de Persia», que
en aquel entonces prevalecía.
A
pesar de que Dios envió un mensajero a Daniel, un poderoso ser espiritual (“el
príncipe del reino de Persia”) lo interceptó durante tres semanas. Daniel
continuó orando y ayunando fielmente, y el mensajero de Dios por fin llegó.
Daniel
sintió temor ante esta visión, pero la mano del mensajero calmó sus temores;
perdió el habla, pero el toque del mensajero la restauró; se sentía débil, pero
las palabras del mensajero lo fortalecieron.
Aquí
el mensajero anticipa su victoria. En el conflicto espiritual luchará para que
Persia y Grecia no puedan obstaculizar los propósitos de Dios.
La
guerra en las regiones celestiales debía estar dirigida contra Persia y después
contra Grecia. Cada una de estas naciones iba a tener poder sobre el pueblo de
Dios. Persia y Grecia estuvieron representadas por “príncipes” demoníacos. Pero
Dios es Señor del pasado, del presente y del futuro, y todos los hechos están
registrados en el “libro de la verdad”.
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