LECTURA
DIARIA:
Daniel
capítulo 12
El
punto de vista clásico cree que este tiempo de angustia es una nueva referencia
a Antíoco IV y los acontecimientos descritos en 11.36-45.
Pero de nuevo esta
escuela de interpretación sugiere que el tipo final de anticristo puede
manifestarse también en los acontecimientos de que se habla en el libro de
Apocalipsis, confirmando así el principio de los múltiples niveles en que se
consuman las profecías.
Gran
sufrimiento le espera a Israel. Esta forma de describir el futuro también la
utilizaron Jeremías y Jesús. Aun así el gran sufrimiento se ve suavizado por
una gran promesa que brinda esperanza a todos los creyentes.
Las
dos resurrecciones se explican con más detalle en Apocalipsis 20.4-15. La
primera resurrección ocurre antes del Milenio, y la segunda después, justamente
antes de que tenga lugar el gran juicio ante el Santo Trono de Dios. En
relación con el Milenio, véase la Dinámica del Reino: La profecía y las
Escrituras.
Esta
es una referencia clara a la resurrección del justo y del malvado, si bien el
destino eterno de cada uno será muy diferente. Hasta este momento no era común
la enseñanza acerca de la resurrección, aun cuando todo israelita creía que un
día sería incluido en la restauración del nuevo reino. Esta referencia a una
resurrección corporal de salvos y condenados se apartaba notablemente de la
creencia común.
Cerrar
las palabras y sellar el libro quiere decir guardarlo y conservarlo bien. Debía
hacerse para que los creyentes a través de las edades pudieran mirar atrás a
los hechos de Dios en la historia y cobrar esperanza. Daniel no comprendió el
significado exacto de los tiempos y los hechos de su visión. Nosotros podemos
ver los hechos conforme se van sucediendo, porque estamos en el «tiempo del fin».
No se comprenderá el libro entero hasta el clímax de la historia de la tierra.
«Tiempo,
tiempos y la mitad de un tiempo» pudiera equivaler a «un año, dos años y medio
año». En otras palabras, tres años y medio. Pudiera tomarse literalmente o en
sentido figurado.
«El
poder del pueblo santo» parece ser aplastado una y otra vez a lo largo de la
historia. El propósito recurrente de Dios es quebrantar la soberbia y la
autosuficiencia de su pueblo y llevarlos a aceptarlo como Señor.
A
través de todas las aflicciones que les depara la historia, los creyentes
fieles deben mantenerse limpios, y emblanquecidos y purificados. Este es el
mensaje con que cierra el libro de Daniel.
Se
le reitera a Daniel la promesa de la resurrección. Algún día vería el
cumplimiento de sus palabras, pero no debía pasarse el resto de la vida
preguntándose lo que significaban aquellas visiones. Debía descansar en la
seguridad de la soberanía de Dios y esperar el tiempo en que compartiría la
vida eterna con El.
Daniel
ocupa un lugar alto en la galería de los siervos notables de Dios. Nacido de un
linaje real, y aun así llevado en cautiverio cuando sólo era un adolescente,
Daniel determinó permanecer fiel a Dios en la tierra de su cautiverio. Incluso
con un gran costo personal, Daniel se pasó la vida entera aconsejando a sus
captores con una sabiduría poco común. Dios lo escogió como siervo suyo para
que registrara algunos de los hechos significativos del cautiverio relacionados
con el futuro. Como anciano, habiendo sido fiel a Dios a lo largo de su vida,
Dios le asegura a Daniel que resucitará y recibirá su porción en el reino
eterno de Dios. La fidelidad a Dios tiene una rica recompensa, no
necesariamente en esta vida, sino con certeza en la vida venidera.
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