sábado, 5 de octubre de 2019

Tiempo... Apocalipsis 3. 2 - 3



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Despiértate y refuerza las cosas que todavía quedan, pero que ya están a punto de morir, pues he visto que lo que haces no es perfecto delante de mi Dios.  Recuerda, pues, la enseñanza que has recibido; síguela y vuélvete a Dios.
Si no te mantienes despierto, iré a ti como el ladrón, cuando menos lo esperes”.  Apocalipsis 3. 2 – 3

La Iglesia de Jesucristo puede ser removida de la Tierra, ese "arrebatamiento", o como también se le llama "el rapto" puede tener lugar en cualquier momento, por eso la Iglesia tiene que estar alerta, vigilante.
Sabemos que la fecha no ha sido señalada, y tampoco el período en el cual Él, Jesucristo se llevará a cada cristiano auténtico, al Cielo, para estar con Él.
La Iglesia tiene que estar constantemente alerta, esperando Su venida, aguardando esa bendita esperanza. Todos debemos estar siempre preparados para una hora inesperada en la que se escuchará Su voz. Eso es lo que el Señor advierte a la iglesia, que deben estar constantemente en alerta.
Los cristianos, en general, hemos apartado las expectativas del anunciado regreso de Jesucristo, creyendo que primeramente ciertos acontecimientos deben ocurrir, para que sea completado el plan que Dios tiene para este planeta Tierra. No sabemos ni la hora, ni el día, pero podría ser en cualquier momento. Nadie lo sabe a ciencia cierta, ni siquiera Jesucristo lo sabía cuando estaba en la Tierra. Pero, estamos advertidos. Esta es una palabra de advertencia para esta iglesia, pero también para nosotros.
Muchas iglesias han perdido el interés en enseñar las verdades bíblicas, y se han acomodado a las filosofías y el pensamiento actual. Muchas, para ser más popular, para ganar audiencia y adeptos han desarrollado importantes programas sociales, y muchas actividades de entretenimiento. Todo esto no sería negativo, si la Palabra de Dios tuviera la importancia, y la máxima relevancia, como autoridad que gobierna y determina la doctrina y la conducta de la iglesia. Todos debemos estar alerta y preparados, en todo momento y circunstancia.
El Señor le está diciendo a la iglesia: "Sé vigilante", ¡despierta!
Dios les bendiga abundantemente.

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