viernes, 4 de octubre de 2019

Leyendo... Apocalipsis capítulo 2 – El mensaje a Tiatira



LECTURA DIARIA:
Apocalipsis capítulo 2 – El mensaje a Tiatira

La cuarta iglesia profética del Apocalipsis es “Tiatira”. Su nombre significa “sacrificio de contrición”, nombre que hace alusión a la terrible tribulación que la los hijos de Dios iban a sufrir durante la época de esta cuarta iglesia profética.
A esta iglesia Jesucristo se presenta como “el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido”. Apocalipsis 2.18.
Estos símbolos de fuego, con los cuales Cristo se dirige a esta época de la iglesia, son símbolos de juicio y hacen alusión a, sus ojos que ven todo y penetran profundamente en el corazón del ser humano y a sus pies que llegan a todo lugar en la tierra, pues nadie se puede esconder ni escapar del verdadero juicio de Dios. El juicio es el tema a lo largo de esta iglesia.
Cristo dice: “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.” Apocalipsis 2.19.
Este versículo es muy interesante porque nos revela una mejora en la condición religiosa de los creyentes de esta época en la historia cristiana. Jesús elogia sus “obras”, su “amor”, su “fe”, su “servicio” y su “paciencia”. Pero sobre todo hay que destacar el hecho que sus “obras postreras son más que las primeras”. Esta es la única de las 7 iglesias en la cual se encuentra un elogio por haber mejorado en sus condiciones espirituales.
Pero también esta es la época de la Iglesia que recibe las acusaciones más fuertes de todas.
En la cuarta Iglesia (Tiatira) el mal llegó a incrementarse de tal manera de reinar internamente, personificado por la mujer “Jezabel”. Cristo lo expresa así: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.” Apocalipsis 2.20.
 “Jezabel”  representa aquellos que enseñan doctrinas engañosas y profecías falsas.
Jezabel era la esposa del rey Acab de Israel. Ella trajo sacerdotes paganos a Israel quienes implementaron la adoración al dios solar Baal. En su odio contra el profeta Elías, quien denunció la apostasía generalizada, decretó contra él y todos los que no se sometieron a su autoridad, la persecución y la muerte.
De la misma manera, la Iglesia Romana llegó a absorber el paganismo como una esponja seca, implementando la idolatría y la adoración al sol, camuflada mediante el “día del sol” (domingo).
La herejía se hizo oficial cuando la élite del poder de la Iglesia se fusionó con el poder político en una unión ilícita. De esta manera, ¡la religión se vistió de vestiduras reales en el Vaticano.
 “Tiatira” que era una ciudad célebre por sus tinturas de purpura, que llegó a ser el color de la realeza y del sacerdocio. Dios utiliza justamente este color para representar a la Iglesia romana “babilónica”, que se unió ilícitamente con los reyes de la tierra en la “fornicación apocalíptica”.
Jezabel usurpó la autoridad de Dios, y al mezclar el paganismo con las sanas enseñanzas del pueblo de Dios, ella cometió la misma apostasía de “los nicolaítas” y los “balaamitas”.
Dios dio a su Iglesia “tiempo” para arrepentirse de su fornicación
“Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.” Apocalipsis 2.21.
Tal como la “Jezabel” del pasado no quiso arrepentirse. En su soberbia y arrogancia, la iglesia tampoco se arrepintió de ninguno de sus errores y maldades; fruto de esta “fornicación”.   
“He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.” Apocalipsis 2. 22, 23.
También a todos los que se unieron a esta apostasía, Jesús les dio la posibilidad del arrepentimiento, por causa de su gran misericordia y paciencia.
El versículo sigue diciendo: “… y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.” Apocalipsis 2. 23
Aquí Jesucristo pone las duras revelaciones de los versículos anteriores en el contexto del juicio final, en el cual la Iglesia de “Tiatira” pagará caro por todas sus maldades por las que no quiso arrepentirse. Cada uno recibirá finalmente su merecido ¡según sus obras.
“Los vencedores” de todas las iglesias recibirán la salvación y la vida eterna y los demás la condenación y la muerte eterna.
No todos los cristianos de la época larga y oscura de “Tiatira” participaron de su gran apostasía generalizada.
Jesucristo describe a los “vencedores” de “Tiatira” de la siguiente manera:
“Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga; pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.” Apocalipsis 2.24, 25.
Jesús dice a sus hijos fieles de esta época: “no os impondré otra carga”. La “carga” que tuvieron que soportar fue el peso de la opresión papal, que se manifestó en la intolerancia y persecución medieval. La “Santa Inquisición” contra los protestantes, que no se sometieron a su autoridad y tampoco participaron en la apostasía y por lo tanto “no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de satanás”, fue prolongada sistemáticamente durante el reinado de muchos papas y causó decenas de millones de víctimas.
Cristo pone este pasaje en el contexto de su glorioso retorno al decir “pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.” Apocalipsis 2.25.
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 2.26-29.
La recompensa divina es para aquellos hijos de Dios vencedores que guardaren las obras de Cristo “hasta el fin”. 

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