miércoles, 9 de octubre de 2019

Tiemo... Apocalipsis 5. 2 - 5



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Y vi un ángel poderoso que preguntaba a gran voz: “¿Quién es digno de abrir el rollo y romper sus sellos?” Pero ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra había nadie que pudiera abrir el rollo, ni mirarlo. 
Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo, ni de mirarlo. Pero uno de los ancianos me dijo: “No llores más, pues el León de la tribu de Judá, el retoño de David, ha vencido y puede abrir el rollo y romper sus siete sellos.”  Apocalipsis 5. 2 – 5.

¿Quién tiene el derecho y el título de propiedad sobre este mundo? ¿Quién puede gobernarlo? ¿Quién puede establecer justicia y equidad?
¿Los partidos políticos, el sistema financiero mundial, la Banca, o entidades como las Naciones Unidas tal vez, pueden hacerlo?
Considerando la historia de este mundo, no podemos creer que el hombre, el ser humano, pueda resolver sus propios problemas. La Palabra de Dios afirma contundentemente que el hombre, por sí mismo, es incapaz de encontrar soluciones duraderas a los complejos problemas de este planeta.
Ningún hombre del linaje de Adán tiene el derecho y tomar el poder sobre la Tierra. Adán perdió el dominio, a través del pecado. Moisés, el que dio la ley, también la quebrantó. David y su linaje fracasaron. Nadie en el linaje de Adán cumpliría con los requisitos.
¿Quién tiene plenos derechos, y ser el Soberano de la Tierra?
La “evolución” es la filosofía y la teoría más pesimista que una persona puede creer. Si fueron necesarios tantos millones de años para llegar al punto en el que nos encontramos en el presente, ¿cuál es la esperanza para el futuro? ¿No habrá nadie que pueda resolver este problema?
Los políticos nos prometen lograr la paz en nuestra época. Y también la iglesia, los organismos religiosos, cree que puede arreglar los asuntos de este mundo.
Tampoco, no hay nadie, ninguna personalidad, en la actualidad.
Satanás está trabajando para conseguirlo, no acepta su derrota, pero no lo podrá conseguirlo.
Este gobernante tiene que ser un Redentor, un Soberano; tiene que ser el Salvador de la Humanidad.
¡Jesucristo es el ÚNICO que puede hacerlo!
Dios les bendiga abundantemente.

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