lunes, 14 de octubre de 2019

Leyendo... Apocalipsis capítulo 9



LECTURA DIARIA:
Apocalipsis capítulo 9

Al  ángel que tocó la trompeta Cristo le entregó temporalmente la llave del abismo. Este ser, está todavía bajo el control y autoridad de Dios. El pozo del abismo representa el lugar de los demonios y de satanás, el príncipe de los demonios.

En el Antiguo Testamento, las langostas eran símbolo de destrucción porque destruían la vegetación. Aquí, sin embargo, simbolizan una invasión de demonios llamados a torturar a las personas incrédulas. Las limitaciones para los demonios (solo podían atormentar cinco meses) muestra que están bajo la autoridad de Dios. La mayoría de los intérpretes piensan que estas langostas son demonios, espíritus malignos gobernados por satanás que inducen a la gente a pecar. Son ángeles caídos que se unieron a satanás en su rebelión. Dios limita lo que ellos pueden hacer; no pueden hacer nada sin el permiso de Dios. El propósito principal de los demonios en la tierra es destruir, distorsionar o impedir la relación de la gente con Dios.
El demonio langosta tiene un líder cuyo nombre en hebreo y griego significa destructor. Esto puede tratarse de un juego de palabras de Juan para probar que la adoración al gran dios Apolo era solo una adoración al demonio.
El altar del templo tenía cuatro salientes, uno en cada esquina, y se les llamaba los cuernos del altar.
El versículo 14 se refiere a ángeles caídos o demonios. Estos cuatro demonios no identificados serán sumamente malos y destructivos. Pero que no tienen el poder para soltarse y llevar a cabo su obra maligna en la tierra. Más bien Dios los retiene, y serán librados por El en un determinado momento para hacer únicamente lo que Él les permita.
En ese tiempo morirá un poco menos de la mitad de la población mundial por causa de los grandes juicios de Dios. Aun muchos más habrían muerto si Dios no hubiera establecido límites a la destrucción.
Un ejército numeroso, guiado por los cuatro demonios, será enviado para destruir un tercio de la población de la tierra. Pero aun el juicio no ha terminado. Estos hombres eran más duros de corazón que las plagas que lograron impedir que se volvieran a Dios.

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