jueves, 24 de octubre de 2019

Leyendo... Apocalipsis capítulo 19



LECTURA DIARIA:
Apocalipsis capítulo 19

La alabanza es la respuesta sincera a Dios ofrecida por quienes lo aman. La alabanza es el corazón de la adoración verdadera. La alabanza a Dios debe fluir del reconocimiento de quién es El y de lo mucho que lo amamos.
 
Una multitud inmensa inicia el coro de alabanza a Dios por su victoria. Luego los veinticuatro ancianos se unen al coro. Por último, el gran coro del cielo una vez más alaba a Dios.
Ha llegado la boda del Cordero, donde Cristo compara la venida de su reino con una boda para la que debemos estar preparados.
Esta es la culminación de la historia humana, el juicio de los impíos y la celebración de las bodas del Cordero y su esposa, la Iglesia.
La Iglesia está formada por todos los creyentes fieles de todos los tiempos. La pureza del atavío de la esposa se presenta en contraste con la impureza del vestido de la gran ramera del capítulo 17.
El atavío de la esposa es la justicia de los santos. Estas obras de justicia no son actividades religiosas en que los creyentes participan a fin de alcanzar mérito, sino que reflejan la obra de Cristo al salvarnos.
El ángel no acepta el homenaje y la adoración de Juan porque solo Dios es digno de adoración. Al igual que Juan, sería fácil para nosotros sentirnos abrumados por este espectáculo profético. Pero Jesucristo es el mensaje principal de la revelación de Dios y su plan de redención (tal como fue anunciado por los profetas).
Al leer el libro de Apocalipsis, tomemos en cuenta que el tema sobresaliente en todas las visiones es la victoria final de Jesucristo sobre el maligno.
El nombre "Fiel y Verdadero" contrasta con la infidelidad y falsedad de la Babilonia descrita en el capítulo 18.
La visión de Juan cambia otra vez. Se abren los cielos y aparece Jesucristo, esta vez no como Cordero sino como guerrero montado en un caballo blanco (símbolo de victoria). Jesucristo vino primero como Cordero para ser inmolado por el pecado, pero volverá como vencedor y Rey para llevar a cabo el juicio. Su primera venida trajo perdón, su Segunda Venida traerá juicio. La línea de batalla ha sido marcada entre Dios y el maligno, y el mundo está esperando que el Rey cabalgue hacia el lugar de la batalla.
Aunque a Jesucristo se le llama "Fiel y Verdadero" el "Verbo de Dios" y el "REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES", ningún nombre le puede hacer justicia.
Él es más grande que cualquier descripción o expresión que la mente humana pudiera idear para El.
Gran parte del mundo está adorando al anticristo, el que creen que tiene todo el poder y autoridad. Cristo viene del cielo cabalgando con su ejército de ángeles: el "REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES". Este título indica la soberanía de Dios. Su entrada marca el final de los poderes falsos.
Esta "gran cena de Dios" es un horrendo contraste con las bodas del Cordero. Una es celebración; la otra, devastación.
Se ha marcado la línea de batalla y está a punto de empezar la mayor confrontación en la historia del mundo. La bestia, el anticristo y el falso profeta han reunido a los gobernantes y ejércitos de la tierra bajo la dirección del anticristo. Ellos creen haber venido por su propia voluntad; en realidad, Dios los ha citado para la batalla a fin de derrotarlos. El hecho de que hayan tenido la presunción de pelear contra Dios demuestra que su orgullo y rebeldía ha pervertido su pensamiento.
Sin embargo, no hay una lucha, porque la victoria fue ganada cuando Jesucristo murió en la cruz por el pecado y resucitó de entre los muertos. Así los líderes malignos son apresados de inmediato y enviados a su castigo, y se aniquilan todas las fuerzas del mal.
El lago de fuego es el destino final del impío. Es diferente del pozo del abismo al que se refiere en el capítulo 9.
El anticristo y el falso profeta son arrojados en el lago de fuego. Luego su líder, satanás, es lanzado allí y, por último, la muerte y el Hades.  
Todo aquel cuyo nombre no esté registrado en el libro de la vida será enviado al mismo destino.

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