sábado, 19 de octubre de 2019

Leyendo... Apocalipsis capítulo 14



LECTURA DIARIA:
Apocalipsis capítulo 14

El capítulo 14 presenta una vislumbre de la eternidad a fin de mostrarles a los creyentes lo que les espera si permanecen fieles. El Cordero es el Mesías. Se pone en contraste el monte de Sion, que con frecuencia es otro nombre dado a Jerusalén la capital de Israel, con el imperio mundano.

Los 144,000 representan a los creyentes que han permanecido fieles en las persecuciones en la tierra y ahora están preparados para disfrutar de los beneficios eternos y las bendiciones de la vida con Dios para siempre.
Los tres ángeles contrastan el destino de los creyentes con el de los incrédulos. Estas personas son creyentes verdaderos cuyas ropas han sido lavadas y purificadas por la sangre de Cristo (7.14) mediante su muerte ("redimidos de entre los hombres").
En el Antiguo Testamento, a menudo se describía la idolatría como adulterio espiritual. Estos creyentes son espiritualmente puros, han permanecido fieles a Cristo, lo han seguido solo a Él y han recibido la recompensa de Dios por permanecer fieles.
 Nadie tendrá la excusa de no haber oído jamás la verdad de Dios. La población del mundo ha tenido su oportunidad de proclamar su lealtad a Dios, y ahora el gran juicio de Dios está a punto de empezar.
Babilonia era una ciudad perversa como también un imperio inmoral, un centro mundial para el culto a los ídolos. Babilonia saqueó Jerusalén y condujo al reino de Judá al cautiverio. Así como Babilonia fue el peor enemigo de los judíos, el naciente Imperio Romano fue el peor enemigo de los primeros cristianos. Juan, aplicó el nombre Babilonia a este enemigo del pueblo de Dios (Roma) y, por extensión, a todos los enemigos de Dios de todos los tiempos. Los que adoran a la bestia aceptan su marca sobre sus frentes, y actúan de acuerdo con la palabra de tal bestia con relación al sistema económico que finalmente se enfrentará al juicio de Dios. Nuestro mundo valora el dinero, el poder y el placer más que la dirección de Dios. Para lograr lo que el mundo valora, muchas personas niegan a Dios y violan principios cristianos.
Dichas personas han de beber la copa de la ira de Dios. El resultado final del pecado es separación eterna de Dios. Debido a que los seres humanos han sido creados a imagen de Dios con una sed innata por comunión con El, la separación de Dios será el tormento final y la desdicha consiguiente. El pecado siempre acarrea desdicha, pero en esta vida podemos optar por arrepentirnos y restaurar nuestra relación con Dios. En la eternidad ya no habrá otra oportunidad de arrepentimiento.
Estas noticias sobre el triunfo final de Dios debiera estimular al pueblo de Dios a permanecer firme en medio de cada prueba y sufrimiento.
Cristo separará el fiel del infiel, a semejanza del agricultor que cosecha sus granos. Este es un tiempo de gozo para los cristianos que han sido perseguidos y martirizados, que recibirán su recompensa tan esperada. Los cristianos no deben temer el juicio final. Jesús dice: "De cierto de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (Juan 5.24).
Un lagar era un gran recipiente donde se ponían las uvas y luego se aplastaban. El jugo corría por un conducto que llevaba a un depósito de mayores dimensiones. A menudo se emplea la imagen del lagar en la Biblia para simbolizar la ira de Dios y su juicio en contra del pecado.

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