jueves, 17 de octubre de 2019

Tiempo... Apocalipsis 12. 10 - 12



TIEMPO DE REFLEXIÓN

Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía: “Ya llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Mesías; porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
Nuestros hermanos lo han vencido con la sangre derramada del Cordero y con el mensaje que ellos proclamaron; no tuvieron miedo de perder la vida, sino que estuvieron dispuestos a morir.  ¡Alégrense, pues, cielos, y ustedes que viven en ellos! ¡Pero ay de los que viven en la tierra y en el mar, porque el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado contra ustedes lleno de furor!”  Apocalipsis 12. 10 – 12.

Juan es un espectador privilegiado al que se le ha ordenado escribir todo lo que ve y oye. Es testigo presencial de unos hechos reales.
El enemigo de Dios y del ser humano, satanás, había sido arrojado del Cielo. Esto causó gran regocijo entre la multitud de redimidos que ya están en el Cielo. Por fin El acusador de los hermanos había sido arrojado de la presencia de Dios, porque, él tenía acceso hasta ese momento ante el Trono para acusar y difamar con toda su furia a los creyentes fieles que viven ese difícil tiempo de pruebas.
Esta es la primera gran demostración de poder ejecutada contra "el mal" después de la muerte y resurrección de Cristo: la expulsión o el lanzamiento de satanás fuera del Cielo.
Este es el comienzo de una serie de acciones que llevarán al Señor Jesucristo a tomar el control del gobierno mundial, y que comience Su reinado sobre toda la Tierra.
Cuando Cristo murió en la cruz, Él preparó el camino para que satanás pudiera ser arrojado del Cielo, fuera de la presencia de Dios Padre.
El Apóstol Pablo escribió en su epístola a los Colosenses, capítulo 2, versículo 14: “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio, y clavándola en la cruz.”
Eso es la obra de Cristo en la cruz. Jesucristo hizo posible, con su muerte, la salvación del ser humano. Dios canceló nuestra deuda de pecado al clavarlos en la cruz de Cristo. Jesucristo pagó nuestras deudas con Dios con Su propia muerte. El precio fue su sangre inocente.
Pablo continuó en el versículo 15: “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”
¿Qué significa esto?
La consumación de la salvación sólo está en la persona de Cristo.
Cuando Él tome el poder y el control sobre esta Tierra, reinará la justicia perfecta y la paz perfecta.
Será maravilloso cuando este reino perfecto llegue y gobierne en nuestro mundo, con la autoridad de Jesucristo.
Jesucristo está dando al hombre, a nosotros, una seria advertencia y una oportunidad para volverse a Él,  y multitudes lo harán. Siempre hay una nota de gracia y misericordia en el juicio de Dios.

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