viernes, 31 de mayo de 2019

Leyendo... 1 de Corintios capítulo 5



LECTURA DIARIA:
1 Corintios capítulo 5

Había un pecado específico en la iglesia de Corinto, pero los creyentes rehusaron enfrentarlo.
En este caso, un hombre tenía una relación con su madre (o madrastra) y los miembros de la iglesia procuraban pasarla por alto. Pablo les dijo que tenían la responsabilidad de mantener las normas de moralidad halladas en la Palabra de Dios. Dios nos dice que no juzguemos a otros, pero también nos dice que no toleremos pecados que se oponen a su santidad y que tienen una influencia peligrosa en las vidas de los otros creyentes.
"Entregado a satanás" significa excluirlo de la comunión de los creyentes. Sin el apoyo espiritual de los creyentes quedaría solo con su pecado y satanás, y quizá este vacío, motivaría en él arrepentimiento. "Para destrucción de la carne" manifiesta el deseo de que la experiencia lo pueda llevar a Dios y destruya su naturaleza pecaminosa con el arrepentimiento.
La expulsión de la iglesia de un creyente no debe ser aplicada como un acto de venganza sino con amor, así como cuando los padres castigan a sus hijos para corregirlos y restaurarlos. La iglesia tiene como responsabilidad ayudar al ofensor, no herirlo, motivando que se arrepienta de sus pecados y regrese a la comunión de la iglesia.
Pablo escribía a los que querían ignorar este problema de la iglesia, sin considerar que permitir un pecado conocido en la iglesia afecta a todos sus miembros. El no esperaba que todos estuvieran sin pecado. Más bien, estaba refiriéndose a los que pecan deliberadamente, sin sentir culpa alguna ni se arrepienten. Los pecados conocidos, dejados sin corregir, confunden y dividen a la congregación. Al mismo tiempo que los creyentes debieran animarse, orar y edificarse mutuamente.
Cuando los hebreos se prepararon para su éxodo de la esclavitud en Egipto, fueron instruidos para preparar pan sin levadura porque no tenían tiempo para que la masa se leudara. Como la levadura también es un símbolo de pecado, fueron instruidos a sacar toda levadura de sus hogares.
Cristo es nuestro cordero pascual, el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Debido a que nos libró de la esclavitud del pecado, no tenemos que hacer nada con el pecado del pasado ("la vieja levadura.
Pablo aclara que no debemos apartarnos de los no creyentes, de otra manera no podríamos cumplir con la misión que Cristo nos encomendó relacionada con la salvación. Pero debemos mantener distancia con las personas que dicen ser cristianas, y son indulgentes con pecados explícitamente prohibidos en las Escrituras y que luego racionalizan sus acciones. Una iglesia que incluye a esta clase de individuos difícilmente podrá ser luz del mundo. Está distorsionando la imagen de Cristo que se presenta al mundo.
La Biblia nos dice firmemente que no debemos criticar a otros con el chisme o emitiendo juicio. Al mismo tiempo, debemos juzgar y enfrentar al pecado que puede dañar a otros.
Estos versículos son instrucciones para tratar problemas de pecado público en la iglesia con el que manifiesta ser cristiano y peca sin remordimiento. La responsabilidad de la iglesia es confrontar y disciplinar a tal persona en amor.

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