miércoles, 8 de mayo de 2019

Leyendo... Hechos capítulo 28



LECTURA DIARIA:
Hechos capítulo 28

La isla de Malta se hallaba a cien kilómetros al sur de Sicilia. Dios le prometió a Pablo una travesía segura y no permitiría que nada detuviera a su siervo.
La víbora venenosa que mordió a Pablo no pudo causarle daño. Estas personas eran muy supersticiosas y creían en muchos dioses. Cuando vieron que a Pablo no le afectó el veneno de la víbora, pensaron que estaban delante de un dios. Pablo continuó ministrando a otros, aun como náufrago y prisionero. Solamente en este viaje, el centurión, el principal de Malta y muchos otros recibieron su influencia.
El mensaje del evangelio se había esparcido por Roma en formas diversas. Muchos judíos que vivían en Roma visitaron Jerusalén durante las fiestas religiosas. Algunos quizás asistieron en Pentecostés, creyeron en Jesús y llevaron el mensaje a su regreso a Roma. También, Pablo escribió su carta a los romanos antes de visitarlos.
El Foro de Apio era un pueblo situado a 70 km al sur de Roma; Tres Tabernas estaba localizado a 55 km al sur de Roma. Una taberna era un lugar donde se vendían alimentos y se ofrecía alojamiento a los viajeros. Los cristianos públicamente fueron para recibir a Pablo y animarlo.
El edicto de Claudio de expulsar a los judíos de Roma  debió haber sido temporal porque los líderes judíos regresaron a Roma.
Pablo quería predicar el evangelio en Roma y, finalmente llegó allí encadenado, a través de naufragios y después de muchas pruebas. A pesar que pudo haber deseado una travesía más fácil, sabía que Dios lo había bendecido mucho al permitirle reunirse con los creyentes en Roma y predicar el mensaje a judíos y a gentiles en esa gran ciudad. Dios hizo que todas las cosas redundaran para el bien de Pablo.
Los romanos denunciaban a los cristianos en todas partes porque los veían como una amenaza para el sistema romano. Los cristianos creían en un Dios, en cambio los romanos tenían muchos dioses, incluyendo al César. Los cristianos estaban comprometidos a una autoridad de mayor rango que el César.
Pablo usó el Antiguo Testamento para enseñar a los judíos que Jesús era el Mesías, el cumplimiento de las promesas de Dios. La epístola a los Romanos escrita diez años antes, revela el diálogo que sostuvo Pablo con los judíos en Roma.
Mientras Pablo vivió bajo arresto domiciliario, hizo más que hablar a los judíos. Escribió cartas, llamadas comúnmente sus epístolas de la prisión: Efesios, Colosenses y Filipenses, asimismo cartas personales, como la dirigida a Filemón.
Pablo testificó a todo el pretorio y se relacionó con los creyentes de dicha ciudad.
El libro de Hechos narra la historia de la iglesia cristiana y su expansión en círculos cada vez más amplios tocando a Jerusalén, Antioquía, Efeso y Roma: las ciudades más influyentes del mundo oriental. Hechos también muestra los milagros sorprendentes y los testimonios de los héroes y mártires de la iglesia primitiva: Pedro, Esteban, Jacobo, Pablo. El Espíritu Santo impulsó y llevó todo el ministerio al obrar en la vida de gente ordinaria: mercaderes, viajeros, esclavos, carceleros, líderes de iglesia, hombres, mujeres, gentiles, judíos, ricos, pobres. Muchos héroes desconocidos de la fe continúan los hechos del Espíritu Santo a través de generaciones posteriores, cambiando el mundo con un mensaje que sigue siendo el mismo: Cristo Jesús es Señor y Salvador para todo aquel que le sigue. Es ese mismo mensaje que como cristianos debemos llevar a nuestro mundo, para que muchos más oigan y crean.

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