viernes, 3 de mayo de 2019

Leyendo... Hechos capítulo 23



LECTURA DIARIA:
Hechos capítulo 23

El arranque de Pablo vino como resultado del trato ilegal que le dio el sumo sacerdote Ananías. Violaba la Ley judía al suponer que Pablo era culpable sin un juicio y al ordenar su castigo.

Pablo no reconocía a Ananías como el sumo sacerdote, tal vez porque este quebrantó la Ley que decía representar.
Los saduceos y fariseos eran líderes religiosos con diferencias notables en sus creencias. Mientras los fariseos creían en la resurrección corporal, los saduceos no, porque aceptaban solo los libros de Génesis hasta Deuteronomio que no contienen una enseñanza explícita acerca de la resurrección. Las palabras de Pablo trasladaron el debate a la resurrección. El concilio judío estaba dividido. La sorpresiva perspicacia de Pablo sobre que el concilio era una mezcla de saduceos y fariseos es un ejemplo del poder de Jesús prometido a los creyentes.
Cuando la controversia de los saduceos y fariseos llegó a su fin, los líderes religiosos volvieron a poner su atención en Pablo. Para ellos la política y la posición eran más importantes que Dios. Estaban listos para planificar otro homicidio, como lo hicieron con Jesús. Pero como siempre, Dios tenía el control.
Es posible que el sobrino de Pablo fue a verlo cuando Pablo se hallaba bajo custodia, ya que los prisioneros romanos tenían acceso a sus parientes y amigos, los que podían llevarles alimentos y algunas otras comodidades.
Este muchacho jugó un papel importante en la protección de la vida de Pablo. El jefe de la guarnición romana ordenó que llevaran a Pablo a Cesarea. Jerusalén era la sede del gobierno judío, pero Cesarea era el cuartel general romano de la región. Dios obra en formas realmente extraordinarias. Había infinitas maneras que Dios podía usar para llevar a Pablo a Cesarea, pero escogió usar al ejército romano para librar a Pablo de sus enemigos. Los caminos de Dios no son los nuestros. Los nuestros son limitados, los de El no. Félix era el procurador o gobernador romano de Judea de 52 al 59 d.C. Tenía el mismo cargo que Poncio Pilato tuvo. Mientras los judíos disfrutaban de mayor libertad para autogobernarse, el gobernador manipulaba al ejército, mantenía la paz y recolectaba los impuestos.
En su preocupación por ser exacto en su información histórica, Lucas usó muchos documentos para asegurarse de que sus escritos fueran correctos. Esta carta tal vez se leyó en voz alta en la corte cuando Pablo estuvo delante de Félix para responder a las acusaciones que le hacían los judíos. También, quizás se le dio una copia a Pablo como una cortesía por ser un ciudadano romano.
Lo cierto es que se salvó la vida de Pablo al comunicar al tribuno del plan para darle muerte. Protegió la vida de Pablo cuando los otros soldados quisieron darle muerte.

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