domingo, 26 de mayo de 2019

Tiempo... Romanos 16. 17 - 20



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Les ruego,  hermanos,  que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades,  y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. 
Apártense de ellos. Tales individuos no sirven a Cristo nuestro Señor,  sino a sus propios deseos.* Con palabras suaves y lisonjeras engañan a los ingenuos. Es cierto que ustedes viven en obediencia,  lo que es bien conocido de todos y me alegra mucho;  pero quiero que sean sagaces para el bien e inocentes para el mal. Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes.  Que la gracia de nuestro Señor Jesús sea con ustedes”.  Romanos 16. 17 – 20.

Debemos tener mucho cuidado como creyentes de aquellos que queriéndose hacer pasar por hermanos en la fe, quieren causar divisiones, conflictos, dificultades, y además están en contra de lo que se ha enseñado; muchos no son verdaderamente salvos y aún están dominados por sus pasiones, orgullo y arrogancia, que les impide ver la necesidad que tienen de sujetarse y apoyarse entre hermanos.
Definitivamente todo creyente que no sea capaz de sujetarse no sirven a Cristo sino a sus propios deseos egoístas, ellos usan palabras de alabanza, exaltación en vez de confrontar a los hermanos con la verdad, engañando a los que están incautos del peligro que les acecha.
Pablo reconoce la obediencia como una factor primordial entre los creyentes, el cual es solo muestra de la soberanía de Dios sobre el creyente, y la cual se hace manifiesta a los hermanos, de allí que Pablo les pide que sean sagaces, instruidos, hábiles o experimentados en hacer el bien e inocentes, ingenuos, sin mezclarse con el mal.
El apóstol anima a los romanos a perseverar en su resistencia en contra de los artificios del diablo asegurándoles que ellos, como buenos soldados de Jesucristo, “pronto” estarán libres de dicha responsabilidad y tendrán la satisfacción de ver la derrota de aquel enemigo que ya está vencido.
Oremos por que la gracia que es poder de Dios que opera en los hijos de obediencia como favor del Padre para que esté con nosotros en todo lo que hagamos.
Dios les bendiga abundantemente.

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