jueves, 23 de mayo de 2019

Tiempo... Romanos 14. 17 - 19



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 
Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.  Así que, sigamos lo que contribuye a la paz
y a la mutua edificación.” Romanos 14. 17 - 19

 Muchos esperan que el reino de los cielos sea como una gran fiesta en una ciudad llena de palacios, donde haya muchos invitados, donde haya comida de todo tipo y para todos los gustos.  
Nada de esto tiene que ver con el reino de los cielos; pues el gozo que se alcanza en la tierra es meramente carnal y fuera de que no contribuye nada al camino espiritual, más bien es contrario a los designios del Espíritu de Dios.  
Hay quienes nos les importa el reino de los cielos; viven como quieren, total el día que mueran no saben lo que va a pasar. Piensan que el diablo no es tan malo y que lo que pasa es que lo han estigmatizado asociándolo con el pecado.  Es necesario aclarar que el diablo promete muchas cosas materiales como dinero, fama, negocios, posesiones, placeres, etc.; pero al final, cuando el hombre muera irá directamente a una celda de castigo en el infierno, donde el gusano nunca muere y el fuego nunca se apaga.  (Marcos 9. 47 – 48). 
Seguramente si el reino de los cielos se pareciera a las fiestas que se hacen aquí en el mundo, la mayoría lo estuviera buscando desesperadamente; pero como la Biblia dice que esto no es así, entonces los que viven en los placeres mundanos, mejor negocian con el diablo y no quieren ir al reino de los cielos porque dicen que es un “lugar aburrido”.  
Son malas noticias para estas personas, pues el gozo espiritual es infinitamente grande en comparación con el gozo terrenal, además de que es totalmente diferente.  El problema es que mientras estemos habitando en un cuerpo carnal y en un mundo material, no será posible experimentar el gozo espiritual; a no ser que nos sumerjamos en la inmensidad del Espíritu Santo mediante la alabanza, la oración y la adoración.
En el reino de los cielos hay un gozo espiritual en nada comparable con el gozo físico.  Allí se viven en amor, justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo y este gozo es superior, es trascendental, y dado que nuestro espíritu es inmortal, entonces también ese gozo será eterno.
Dios les bendiga abundantemente.

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