lunes, 6 de mayo de 2019

Tiempo... Hechos 26. 6 - 8



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Y ahora me han traído a juicio precisamente por esta esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados.
  Nuestras doce tribus de Israel esperan ver el cumplimiento de esta promesa, y por eso adoran a Dios y le sirven día y noche. Por esta misma esperanza, oh rey Agripa, los judíos me acusan ahora.  ¿Por qué no creen ustedes que Dios resucita a los muertos?”
Hechos 26. 6 – 8

Mucha gente no quiere escuchar la posibilidad de ir al infierno.  Mucha gente rechaza la idea de un cielo y un infierno pero no tiene ningún fundamento para hacerlo.  Cuando abrimos la biblia y la estudiamos, es fácil darnos cuenta de que Dios nos llamará a cuentas al morir.  No es algo que tenga que ver con la traducción ni tampoco de interpretación.  La palabra es muy clara sobre el juicio que tendremos cuando termine esta vida.  Pero al mismo tiempo, Nos dice que su amor fue tan grande que no se aferró a ser Dios y se hizo hombre, mandando a su Unigénito para que todos los que crean y confiesen su nombre pudieran ser salvos y recibir la vida eterna, esto quiere decir, ir al cielo y estar con Él.
En su discurso, Pablo cuestiona el por qué resulta tan difícil el creer en la resurrección.  Hoy en día, tenemos cantidad de creencias y no suena tan descabellado hablar de la resurrección.  El problema radica en que ahora cada quien tiene su “verdad” y entonces todos estamos bien.  Tú crees en la resurrección, algunos creen en que nos morimos y se acabó todo, y otros creen en la reencarnación.  Al final, todos vamos “al mismo lugar”.  
Error.   Jesús nos enseñó  a no retroceder, ni dejarnos engañar, en nuestros principios, haciendo menos al Creador. Día y noche, las tribus de Israel, esperaban la promesa del Mesías. Jesús vino y murió por cada uno de nosotros. No lo merecíamos.  Pero lo hizo por amor y para ganar el alma de cada uno de los que creemos en su nombre.  Nos da la oportunidad de ser resucitados y estar en su presencia.
Es importante que meditemos en esto.  ¿Cuál es nuestro concepto del cielo, del infierno y de la vida eterna?
Como dice Pablo, hay personas allá afuera que cuestionarán nuestra fe y se les hará increíble aceptar que los muertos resucitarán, el juicio final, y la realidad del cielo y el infierno.  Acudamos a la Palabra de Dios.  Estudiémosla.  Llenémonos de ella.  Establezcamos nuestros principios basados en ella.
Y así también podremos ayudar a muchos que hoy están confundidos para que se vuelvan a la verdad.
“Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan”.  (Hebreos 9. 27,28)
Dios los bendiga abundantemente.

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