domingo, 12 de mayo de 2019

Tiempo... Romanos 3. 9 - 18



TIEMPO DE REFLEXIÓN

 “¿Qué pues? ¿Tenemos nosotros, los judíos, alguna ventaja sobre los demás? ¡Claro que no! Porque ya hemos demostrado que todos, tanto los judíos como los que no lo son, están bajo el poder del pecado, pues las Escrituras dicen:

¡No hay ni uno solo que sea justo!  No hay quien tenga entendimiento;
no hay quien busque a Dios. Todos se han ido por mal camino;  todos por igual se han pervertido. ¡No hay quien haga lo bueno! ¡No hay ni siquiera uno!
Su garganta es un sepulcro abierto, su lengua es mentirosa, sus labios esconden veneno de víbora  y su boca está llena de maldición y amargura.
Sus pies corren ágiles a derramar sangre; destrucción y miseria hay en sus caminos,  y no conocen el camino de la paz.  Jamás tienen presente que hay que temer a Dios.»  Romanos 3. 9 – 18

 Puede acaso algún ser humano creer que es mejor que otro. O que ser judío es mejor que ser gentil en la fe. De ningún modo, la palabra menciona que todo estamos bajo la naturaleza de pecado que proviene de Adán, así que ninguno puede creerse mejor por su descendencia, tradición, o religión. Ciertamente los judíos estaban en mejores circunstancias, por cuanto tenían la palabra de Dios con que instruirse mejor; pero como no eran mejores, aquello solamente agravaba su culpabilidad.
Esto  versículos tomados de los salmos revelan la realidad espiritual de un mundo apartado de Dios, en donde no hay nadie, ni aun uno solo que pueda ser llamado justo delante de Dios, ante su concepto de justicia y no el nuestro, no hay nadie que pueda entender ni comprender su situación o condición verdadera si Dios no nos lo revela, pues hasta que su justicia en Cristo se revela a nosotros es imposible entender, comprender, y buscarle.
Con la caída del hombre ante el pecado, toda la humanidad se desvió del propósito para el cual había sido creada, con cada generación la perversión y la maldad ha ido corrompiendo toda estructura de bondad.
La boca del hombre que debía despedir miel de sus labios, aroma dulce, se llenó de mentira, engaño y maledicencia, y solo encuban veneno para su propia destrucción.
Nuestros pensamientos, y nuestras palabras lejos de Dios nunca nos conducen a algo bueno, nuestras acciones no pueden ser encaminadas de otra manera, sino que están listas para herir, lastimar, deshonrar y hasta para matar.
Contaminados nuestros pensamientos, palabras y forma de actuar, solo sigue un camino de quebranto y desventura para aquellos que apartados de la verdad continúan su existencia.
Cuidado, cada pensamiento, palabra y acción conducida por la naturaleza de pecado del hombre, solo lo lleva a apartarse con mayor fuerza e intensidad del camino de paz, que es Jesús.
Es tiempo de volverte a Dios, Dios quiere limpiarte de esa naturaleza pecaminosa, y darte la vida abundante que Cristo te prometió. Hoy puede ser ese día. Entrega tu vida a Dios.
Dios les bendiga abundantemente.

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