jueves, 23 de mayo de 2019

Leyendo... Romanos capítulo 14



LECTURA DIARIA:
Romanos capítulo 14

Pablo dice que no debemos contender sobre cosas que son cuestiones de opinión. Las diferencias no deben temerse ni evitarse, sino aceptarse y tratarse con amor.
En la iglesia, al exponer nuestras ideas podemos llegar a una comprensión más amplia de lo que la Biblia enseña. Las diferencias de opinión no deben causar división.
Pablo se refiere a la fe inmadura, la que no ha desarrollado aún músculos que le permitan ponerse en pie en contra de las presiones externas. Pablo responde con amor a los hermanos débiles.
Cuando Pablo dice "Comer de todo" quizás se refiera a no tener restricciones dietéticas o tal vez a comer carne ofrecida a los ídolos, mientras que el débil en la fe solo come vegetales y se niega a comer carne sacrificada a los ídolos. El sistema antiguo de sacrificio era el centro de la vida religiosa, social y nacional del mundo romano. Después que se presentaba el sacrificio a un dios en un templo pagano, solo se quemaba una parte de él. Lo que quedaba, a menudo, se enviaba al mercado para la venta. Para los cristianos pudo haber sido muy fácil, aun a sabiendas, comprar dicha carne en el mercado o comerla en la casa de algún amigo. Algunos pensaron que no había nada malo en comer carne ofrecida a los ídolos, ya que estos no eran dioses verdaderos. Otros con cuidado averiguaban el origen de la carne o simplemente no la usaban, para evitar una conciencia de culpa. El problema era serio sobre todo para los cristianos que alguna vez adoraron ídolos. Para ellos, el recuerdo firme de sus días paganos pudo haber debilitado su nueva fe. Pablo también menciona este tema en 1 Corintios 8.
Cada persona es responsable ante Cristo, no ante otros. Tanto el fuerte como el débil pueden causar tropiezo en los hermanos. El cristiano fuerte pero insensible puede alardear de su libertad y a propósito molestar la conciencia de otro. El cristiano escrupuloso pero débil puede tratar de imponer a los demás normas y regulaciones piadosas, y causar disensión. Pablo quiere que sus lectores no solo sean fuertes en la fe, sino también sensibles a las necesidades de otros. Al ser fuertes en algunos puntos y débiles en otros, necesitamos constantemente evaluar los efectos de nuestra conducta en los demás.
En el concilio de Jerusalén (Hechos 15) la iglesia judía en Jerusalén pidió a la iglesia gentil en Antioquía que no comiera carne sacrificada a los ídolos. Pablo asistió al concilio de Jerusalén y aceptó esta petición no porque pensara que esta práctica fuera en sí mala, sino porque podía afectar seriamente a muchos judíos creyentes. Pablo consideró que el asunto no tenía tanta importancia como para dividir la iglesia. Su deseo era promover la unidad.
El pecado no es solo un asunto privado. Todo lo que hacemos afecta a otros y a menudo debemos pensar en esto. Dios nos ha creado como seres interdependientes, no independientes. Los que somos fuertes en la fe, sin orgullo ni altivez, debemos tratar a otros con amor, paciencia y dominio propio. "Todo lo que no proviene de fe, es pecado" significa que ir en contra de una convicción dejará a una persona con conciencia de culpa o intranquila. Cuando Dios nos muestra que algo es malo para nosotros, debemos evitarlo.

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