domingo, 27 de enero de 2019

Tiempo... Mateo 20. 25 - 26



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Jesús los llamó y les dijo: como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor”.   Mateo 20. 25 – 26



¿Cuántas quejas escuchamos sobre los gobernantes? ¿Cuántas noticias se escuchan sobre abuso de autoridad, opresión, enriquecimiento ilícito, etc.? Desafortunadamente, abundan estas historias. Hace más de dos mil años, el ser humano tenía los mismos defectos que tenemos ahora. Las formas han cambiado, pero la esencia del pecado es la misma.
Este pasaje enseña en sobremanera sobre la conducta que debemos tener aquellos que seguimos a Jesús. De hecho, si ponemos atención, nos podemos dar cuenta que estas palabras no las está dirigiendo al público en general, sino está haciendo una separación entre lo que están acostumbrados a ver y lo que Jesús quiere que hagan sus discípulos.
Todos aquellos que trabajamos, conocemos perfectamente cómo funcionan las jerarquías. Los organigramas son una pirámide en la que todos los que se encuentran abajo sirven al que está arriba. En los gobiernos pasa lo mismo, se tiene una base general (el pueblo) y se van subiendo los escalones con los “representantes” hasta llegar normalmente a un número muy reducido de personas quienes toman las decisiones últimas.
Este mandamiento viene de la petición de la madre de Jacobo y Juan a Jesús para que los pusiera a su derecha e izquierda en su reino. No importa si eran discípulos de Jesús, no importa si llevamos toda nuestra vida siguiendo a Cristo, siempre van a existir áreas por trabajar en nuestra vida, y una de las más importantes es el servicio.
Al que quiera ser grande que sea el primero en servir.
¿Queremos ser grandes?
¡Aprendamos a servir! Nos encanta crecer para ser servidos, eso es lo que nos han enseñado desde siempre.
Podemos crecer en el trabajo, en la iglesia y en cualquier otro tipo de actividad, pero en cada una de ellas, debemos tener muy claro si estamos creciendo por nuestra propia voluntad para ser servidos o estamos buscando dar testimonio de que somos seguidores de Jesús y hemos crecido para servir.
La humildad no llega fácilmente por sí sola. Se trabaja constantemente. Cualquier actividad que realicemos en la vida, tengamos presente el servir como un buen imitador de Cristo.
Dios les bendiga abundantemente.

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