domingo, 20 de enero de 2019

Leyendo... Mateo capítulo 13



LECTURA DIARIA:
Mateo capítulo 13

Jesús utilizó muchas ilustraciones o parábolas al hablar a las multitudes.
En sus parábolas comparaba algo conocido para la gente que lo escuchaba con una enseñanza espiritual. La parábola motivaba al oyente a descubrir la verdad, y al mismo tiempo ocultaba la verdad de los que eran demasiado tercos para verla.
La parábola del sembrador, debe animar a los "sembradores" espirituales que enseñan, predican y guían a otros. El agricultor siembra buena semilla, pero no todas le brindan un rendimiento óptimo. Algunas semillas no germinan, y no todas las plantas que crecen ofrecen el mismo resultado.
Los oídos humanos captan muchos sonidos, pero hay una audición más profunda que resulta en comprensión espiritual.
Cuando Jesús hablaba en parábolas, no estaba ocultando la verdad de los buscadores sinceros. Los que eran receptivos a la verdad espiritual comprendían las ilustraciones. Para los demás no eran sino historias sin sentido. Esto permitió que Jesús diera alimento espiritual a los que tenían hambre, a la vez que impidió a sus enemigos hacerle caer en trampas antes de tiempo.
Jesús enfatiza que tenemos la obligación de usar bien lo que tenemos. Cuando uno rechaza a Jesús, esa dureza de corazón ciega aun la poca comprensión que se tenga.
Los cuatro tipos de terreno de la parábola representan las diferentes respuestas que podemos obtener al anunciar el mensaje de Dios. Algunas personas están endurecidas, otras son superficiales, otras tienen demasiadas preocupaciones que lo distraen y algunos son receptivos.
Todas las parábolas en este capítulo nos hablan de Dios y su Reino. Explican qué es el Reino en oposición a nuestras expectativas. El reino de los cielos no es necesariamente un lugar geográfico sino un dominio espiritual en el que Dios gobierna y en el que tenemos la vida eterna de Dios. Entramos en ese reino cuando aceptamos a Cristo como Salvador.
Los cardos verdes y los tallos verdes del trigo tienen un parecido y no pueden diferenciarse hasta que crecen y están listos para la cosecha. Los cardos (los que no creen) y el trigo (los creyentes) deben vivir lado a lado en este mundo. Dios permite que los que no creen permanezcan un tiempo, como el agricultor permite que los cardos permanezcan para no arrancar con ellos el trigo. En la cosecha, sin embargo, los cardos se arrancan y se ponen a un lado. La siega (juicio) de Dios de toda la humanidad se acerca. Debemos prepararnos asegurándonos de que nuestra fe sea genuina.
La semilla de mostaza es una de las semillas más pequeñas. Jesús empleó esta ilustración para mostrar que el Reino tiene comienzos insignificantes, pero crecerá y producirá resultados notables.
En otros pasajes bíblicos, la levadura es con frecuencia un símbolo de lo malo o contaminado. Aquí es un símbolo positivo de crecimiento. A pesar de que parece un ingrediente menor, impacta toda la masa. Aunque el inicio del Reino fue modesto, casi imperceptible, pronto crecería y haría un gran impacto en el mundo.
Al final del mundo, los ángeles separarán a los malos de los que no lo son.
Mateo usa con frecuencia los términos del versículo 42,  para referirse al juicio venidero. El lloro indica tristeza o remordimiento y el crujir de dientes, ansiedad y dolor extremos. Los que dicen que no les importa lo que suceda después de la muerte no tienen idea de lo que dicen. Serán castigados por vivir en forma egoísta, e indiferentes a Dios.  
Los que aceptan el favor de Dios resplandecerán, en fuerte contraste con los que reciben su condena.
La parábola de la red del pescador tiene el mismo significado que la parábola de la cizaña. Estamos para hacer la voluntad de Dios y hablar a otros de su gracia y bondad, pero no estamos en condiciones de decir quién forma parte del reino de los cielos y quién no. Esta separación la harán en el juicio final seres que están infinitamente mejor calificados para hacerlo.
Hay un beneficio doble en comprender y utilizar el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento señala a Jesús el Mesías. Jesús siempre reconoció la autoridad y relevancia de esta parte de las Escrituras. El Nuevo Testamento revela a Cristo mismo, el que está ahora disponible a todo aquel que acepta su reino espiritual. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento tienen enseñanzas acerca de Dios y ofrecen consejos prácticos para vivir en el mundo. Los líderes religiosos buscaban un reino temporal y físico (rebelión militar y gobierno humano) pero no vieron el significado espiritual que el reino de Cristo traía.
Los residentes del pueblo donde Jesús creció lo conocían desde niño y habían estado relacionados con su familia, y no podían creer su mensaje. Estaban cerrados. Jesús había ido a ellos como profeta, y los profetas demandaban una respuesta a una verdad espiritual impopular. No prestaron atención al mensaje eterno porque no podían ver más allá del hombre. Jesús no fue el primer profeta que fue rechazado en su país.

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