martes, 1 de enero de 2019

Leyendo... Malaquías introducción



LECTURA DIARIA:
Malaquías introducción

Malaquías, el último profeta del Antiguo Testamento, predicó después de Hageo, Zacarías y Nehemías, aproximadamente en el año 430 a.C.
El templo había sido reconstruido desde hacía casi un siglo, pero el pueblo estaba perdiendo su entusiasmo hacia la adoración. La apatía y la desilusión se habían establecido debido a que no se habían cumplido las profecías mesiánicas de Isaías, Jeremías y Miqueas. Muchos de los pecados que habían provocado la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. se seguían practicando en Judá. Malaquías confrontó a los hipócritas con su pecado al representar, de manera gráfica, un diálogo entre el Dios justo y su pueblo insensible.
La ciudad de Jerusalén y el templo ya habían sido reconstruidos desde hacía casi un siglo, pero el pueblo se había vuelto negligente en su adoración a Dios.
La relación del pueblo con Dios estaba rota debido a su pecado y pronto sería castigado. Pero los pocos que se arrepintieron recibirían la bendición de Dios, ilustrada en su promesa de enviar l Mesías.
La hipocresía, la negligencia hacia Dios y la vida despreocupada tienen consecuencias devastadoras. El servir y adorar a Dios debe ser el punto principal de nuestra vida, tanto ahora como en la eternidad.
Comúnmente llamamos “profeta” a Malaquías (“Mi mensajero”). Sin embargo, el resto del libro permite descubrir varios elementos importantes del nombre “Mi mensajero”. Las otras indicaciones de ese título en el libro muestran que trascendió a la persona histórica del profeta. Es decir, esos textos permiten ver que el profeta mismo era en persona un precursor de otro “Mi mensajero” que a su vez vendría a ser Precursor del Señor.
“El mensajero” es de la línea sacerdotal; pero el mensajero es el profeta Elías. Es muy probable, entonces, que Malaquías fuera una persona de la línea levítica y que a la vez, como sucedió con Amós, Dios lo había sacado de su “profesión” para hacerlo su profeta en un momento de crisis.
Malaquías como levita encarnó la verdadera profesión del sacerdote, más que practicante de ritos y sacrificios, el sacerdote debía vivir los preceptos del pacto y debía enseñarlos al pueblo. Fue así como se encarnaron en la persona de Malaquías el profeta y el sacerdote. Así se convirtió en precursor de “Elías” (Juan el Bautista) quien fue a la vez “profeta” y “sacerdote”. Éste a su vez fue precursor de Jesucristo, el verdadero Profeta, Sacerdote y Rey.

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