miércoles, 16 de enero de 2019

Leyendo... Mateo capítulo 9



LECTURA DIARIA:
Mateo capítulo 9

"Su ciudad" era Capernaum, una buena elección como base de operaciones.
Era una ciudad dedicada a la pesca y al comercio. Situada en el Mar de Galilea en un área densamente poblada, tenía una guarnición romana dedicada a mantener la paz en la región. La ciudad era un centro cultural, y estaba mayormente influenciada por las costumbres, modas, arquitectura y política griegas y romanas.  
Las primeras palabras que dijo Jesús al ver al paralítico que le trajeron fueron: "Tus pecados te son perdonados". Luego lo sanó. Jesús vio que aquel hombre necesitaba sanidad espiritual además de sanidad física. La salud espiritual sólo se obtiene con el toque sanador de Jesús.
Blasfemia es afirmar uno que es Dios y decir que tiene las mismas características de Dios. Los líderes religiosos notaron de inmediato que Jesús afirmaba ser Dios. No entendían que Jesús es Dios y que tiene autoridad para perdonar pecados y sanar.
El posee la potestad de perdonar pecados así como la de sanar.
Mateo era un judío que los romanos habían empleado como cobrador de impuestos de la zona. Cobraba impuestos de los ciudadanos como también de los mercaderes que pasaban por el pueblo. Los cobradores de impuestos deducían una comisión de lo cobrado, pero la mayoría cobraban de más y se enriquecían. Por esta razón los judíos los odiaban. Tenían reputación de estafadores y de apoyar a los romanos.  
Cuando Jesús llamó a Mateo para que fuera uno de sus discípulos, Mateo lo siguió de inmediato, dejando una carrera lucrativa.
Mateo había estado engañando a la gente pero Jesús lo encontró y lo cambió. Los fariseos trataban con frecuencia de atrapar a Jesús y pensaron que su relación con esta "gente de baja vida" era la oportunidad perfecta. Se preocupaban más de las apariencias de santidad que de ayudar a la gente, de criticar más que de estimular, de la respetabilidad externa más que de la ayuda práctica.
La llegada del reino de los cielos era como una fiesta de bodas en que Jesús era el esposo. Sus discípulos, por esta razón, se regocijaban. No tenían por qué estar de luto: el novio estaba presente.  
En tiempos bíblicos el vino no se conservaba en botellas de vidrio sino en pieles de cabras bien cosidas en los bordes para que no hubiera escape de líquido. El vino nuevo, a medida que se iba fermentando, se expandía y estiraba los odres. Una vez añejado el vino, no se agregaba más vino nuevo; si se hacía, el odre ya estirado reventaba. Por eso el vino nuevo siempre se colocaba en odres nuevos.
Jesús no vino para remendar el sistema religioso viejo del judaísmo con sus normas y tradiciones. Si lo hubiera hecho, su mensaje hubiera peligrado. Su propósito fue traer algo nuevo que había sido profetizado por siglos.
Jesús cambió una situación que había sido problema por años para una mujer enferma que era considerada inmunda por su condición. Por doce años no había podido llevar una vida normal. Pero Jesús operó el cambio y la restauró.
El principal de la sinagoga local no fue en busca de Jesús sino cuando ya era demasiado tarde para hacer algo por su hija enferma. Pero Jesús simplemente se acercó a ella y la resucitó.
"Hijo de David" era una expresión común por medio de la cual se identificaba a Jesús como el Mesías, porque se sabía que el Mesías sería descendiente del rey David. Así lo llaman dos ciegos que se acercan a Jesús por sanidad.
Jesús no contestó con prontitud a la súplica de los ciegos. Esperó a ver si tenían fe.
En el capítulo 9, los fariseos acusaron a Jesús de cuatro diferentes pecados: blasfemia, amigarse con los marginados, impiedad y servir al demonio. Mateo muestra cómo Jesús recibió calumnias de aquellos que debieran recibirlo con regocijo.
Mientras los fariseos cuestionaban, discutían y criticaban a Jesús, ante sus propios ojos la gente recibía sanidad y transformación de vida. El escepticismo de los fariseos no estaba basado en falta de evidencias sino en el celo por la popularidad de Jesús.
Las buenas nuevas acerca del Reino era que el prometido y tan esperado Mesías había llegado. Su poder para sanar era señal de que sus enseñanzas eran verdaderas.

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