TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Por
esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor
Jesucristo, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la
tierra, que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser
fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior; de
manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que
arraigados y cimentados en amor, seáis capaces de comprender con
todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la
profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el
conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la
plenitud de Dios”. Efesios
3. 14 – 19
Existen
fenómenos, historias, situaciones que se podrían definir como inexplicables.
Para estas situaciones hay profesionales tanto científicos como místicos, cada
uno con sus medios intentan entender los fenómenos extraños que no se puede dar
hoy en día una explicación que pueda dar luz a estos fenómenos. Existen
estudios teóricos, prácticos, de laboratorio, de campo, de muchos tipos.
Si
hubiese un tema el cual es seguro que no seremos capaz de entender el ser
humano, sin ninguna duda es el amor de Dios, "que seáis capaces de
comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la
profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para
que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios." Nunca
ninguna mente podrá comprender la profundidad del amor de Dios.
Pero
si lo comparamos con otros fenómenos hay algo que pone en alza el amor de Dios
respecto a cualquier otra cosa, que se puede experimentar. Resolver un misterio
de la naturaleza puede causar una gran satisfacción y reconocimiento,
experimentar el amor de Dios no produce satisfacción, sino un cambio en el corazón,
un cambio de rumbo, enamoramiento hacia el que ha amado, porque no debemos
olvidar que si amamos a Dios es porque Él nos ha amado primero.
Experimentar
el amor de Dios nos llena y nos hace comprender dentro de los límites humanos
la anchura, la longitud, la altura y la profundidad que tiene el amor, ofrece
plenitud, porque Dios no da a medias, da en magnitudes industriales, Dios no
ama un poco, Dios ama inexplicablemente, pero al experimentarlo, su amor le
pone a un nivel superior. El amor de Dios cambia y transforma los corazones.
Produce más amor y esto repercute en sus hijos.
¡Es
maravilloso comprender la plenitud del amor de Dios!
Dios
les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario