LECTURA DIARIA:
Colosenses Introducción
La ciudad de Colosas quedaba a unos 160 Km. al este de Éfeso, sobre el río Lico. La iglesia en Colosas fue fundada por Epafras, quien había conocido al Señor a través del ministerio de Pablo.
La carta a los Colosenses pone la atención en la cabeza del cuerpo, que es Cristo. Él es el centro alrededor del cual se lleva a cabo toda la vida cristiana.
El apóstol, empieza saludando a los hermanos en Colosas, y se refiere a ellos como santos y fieles; los que han sido apartados y santificados para Dios.
Pablo, estaba impresionado por la fe en CRISTO y el amor que demostraban los Colosenses, sobre todo a sus hermanos en CRISTO. Y además, por el fruto producido por el evangelio verdadero.
Pablo nombra a Epafras, quien como dijimos, había llevado el evangelio, seguramente enviado por Pablo mismo, y ahora estaba liderando esa iglesia porque el apóstol lo nombra como consiervo.
Pablo quiso que los colosenses fueran sabios, pero también que usaran su conocimiento. El conocimiento de DIOS no es un secreto que solo algunos pueden descubrir, está disponible para todos. DIOS no quiere que solo sepamos más acerca de Él; si no, que también pongamos en práctica lo que hemos aprendido ayudando a otros.
La sabiduría y el entendimiento espirituales provienen del Espíritu de DIOS, el cual está en nuestro espíritu, en contraste con la filosofía, la cual está solamente en la mente humana. La sabiduría está en nuestro espíritu y sirve para que nosotros percibamos la voluntad eterna de Dios; el entendimiento espiritual está en nuestra mente, la cual ha sido renovada por el Espíritu Santo, y sirve para que entendamos e interpretemos lo que percibimos en nuestro espíritu.
Pablo estaba agradecido porque DIOS, en Su gracia, nos ha dado una herencia que compartiremos con los santos en el reino de la luz.
Pablo, también estaba agradecido porque hemos sido liberados del reino de satanás. Estábamos muertos en delitos y pecados; vivíamos siguiendo la corriente del sistema del mundo Y, ahora hemos sido trasladados al reino de Su amado hijo.
Así que no solo hemos sido trasladados a Su Reino, sino que también tenemos por El, el perdón de pecados. La redención la tenemos por Su sangre. El pagó el precio para liberarnos de la esclavitud.
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