LECTURA
DIARIA:
Efesios
Introducción
El
autor se identifica a sí mismo como Pablo. Esta carta fue probablemente una
circular, dirigida a otras iglesias adicionales a la iglesia en Éfeso. Pablo
pudo haberla escrito al mismo tiempo que Colosenses, año 60 d.C. mientras que
estaba en prisión en Roma.
Éfeso
fue la ciudad más importante del oeste de Asia Menor (ahora Turquía). Tenía un
puerto el cual desembocaba en el Mar Egeo. Éfeso se convirtió en un centro
comercial que era una intersección de rutas mayores de comercio. Se jactaba de
tener un templo pagano dedicado a la diosa romana Diana, en
griego, Artemisa. Pablo convirtió a Éfeso en un centro de evangelización
en tres años, la iglesia allí aparentemente floreció por un tiempo, pero
posteriormente necesitó la advertencia hecha en Apocalipsis 2.1-7.
Diferente
a otras cartas que Pablo escribió, Efesios no aborda ningún error en particular
o herejía. Pablo escribió para expandir los horizontes de sus lectores, para
que pudieran entender mejor las dimensiones del propósito eterno y gracia de
Dios y para que apreciaran las grandes metas que Dios tenía para la iglesia.
La
carta abre con una secuencia de declaraciones acerca de las bendiciones de
Dios, las cuales están intercaladas con una variedad de expresiones que
resaltan la sabiduría, propósito y previsión de Dios.
Pablo
hace énfasis en que hemos sido salvados, no solo por nuestro beneficio
personal, sino también para alabar y glorificar a Dios. El propósito de Dios es
unir todas las cosas en el universo bajo Cristo.
Habiendo
explicado las grandes metas de Dios para la iglesia, Pablo procede a mostrar
los pasos hacia su cumplimiento. Primero, Dios ha reconciliado individuos para
sí mismo como un acto de gracia (2.1-10). Segundo, Dios ha reconciliado estos
individuos salvos para cada uno, Cristo ha roto las barreras a través de su
propia muerte (2.11-22). Pero Dios ha hecho algo más allá de esto: Él ha unido
a estos individuos reconciliados en un cuerpo, la iglesia.
Esto
es un “misterio” que no se conocía por completo hasta que fue revelado a Pablo
(3.1-6). Ahora Pablo es capaz de explicar de forma más clara las intenciones de
Dios con la iglesia que será, principalmente, el medio por el cual les muestre
su “gran sabiduría” a los “gobernantes y autoridades en los reinos celestiales”
(3.7-13). Es claro a través de la repetición de “reinos celestiales” que la
existencia cristiana no pertenece meramente a un plano terrenal. Recibe su
significado y sentido desde el cielo, donde Cristo se encuentra exaltado a la
diestra de Dios (1.20)
Sin
embargo, la vida es vivida en la tierra, donde la vida diaria práctica del
creyente continúa obrando los propósitos de Dios. El Señor que ascendió dio
“dones” a los miembros de su iglesia para permitirles ministrarse unos a otros
y promover unidad y madurez (4.1-16). La unidad de la iglesia bajo el liderazgo
de Cristo simboliza la unidad de “todas las cosas en el cielo y la tierra” bajo
Cristo (1.10). La nueva vida de pureza y consideración se encuentra en
contraste con las formas antiguas de vida sin Cristo (4.17 – 6:9).
Aquellos
que son “fuertes con el Señor” tienen victoria sobre un conflicto espiritual
grande, especialmente a través del poder de la oración (6.10-20).
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