LECTURA
DIARIA:
1
Tesalonicenses 1
Los
cristianos en Tesalónica se mantenían firmes en la fe y estaban unidos. Pero
tenían algunas preguntas relacionadas con su nueva fe. Pablo no había tenido
tiempo para contestarlas todas durante su breve visita y, mientras tanto,
habían surgido otras.
Por lo tanto, escribió esta carta para responder a sus
interrogantes y para alabarlos por su fidelidad a Cristo.
Tesalónica
era la capital y la ciudad más grande de la provincia romana de Macedonia.
Los
creyentes de Tesalónica se mantuvieron firmes cuando fueron perseguidos. Pablo
felicita a estos nuevos cristianos por su obra producida por la fe, su trabajo
impulsado por el amor y su paciencia inspirada por la esperanza. Estas
características son la marca de cristianos efectivos en cualquiera época.
El
evangelio vino "con poder", y tuvo un efecto poderoso en los
tesalonicenses. El Espíritu Santo cambia a la gente cuando esta acepta el
evangelio. Cuando hablamos a otros de Cristo, debemos depender del Espíritu
Santo para que abra sus ojos y los convenza de que necesitan salvación. El
Espíritu Santo no sólo convence a la gente de su pecado sino que también le da
seguridad de la verdad del evangelio.
Pablo
escribió: "Como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de
vosotros". Los tesalonicenses pudieron ver que lo que Pablo, Silas y
Timoteo predicaban era la verdad, porque la vivían.
Aunque
los tesalonicenses recibieron el mensaje de salvación con gran gozo, les trajo
serios sufrimientos porque desató la persecución, tanto de los judíos como de
los gentiles.
Habiendo
creído el mensaje del evangelio y aceptado la nueva vida en Cristo, aparentemente
muchos tesalonicenses creyeron que serían protegidos de la muerte hasta el
retorno de Cristo. Luego cuando los creyentes empezaron a morir bajo la
persecución, algunos cristianos tesalonicenses empezaron a cuestionar su fe.
Todos
nosotros debiéramos responder a las Buenas Nuevas como lo hicieron los
creyentes de Tesalónica: volvernos a Dios, servir a Dios y esperar por el
regreso de su Hijo, Cristo. Deberíamos volvernos del pecado a Dios porque
Cristo viene a juzgar la tierra. Deberíamos ser fervientes en nuestro servicio
porque disponemos de poco tiempo antes de que Cristo vuelva. Debiéramos estar
preparados para el regreso de Cristo porque no sabemos cuándo vendrá. Debido a
que la iglesia de Tesalónica estaba siendo perseguida, Pablo la anima a mirar
hacia adelante, a la liberación que Cristo traerá. Una esperanza del creyente
se halla en la venida de Jesús, nuestro Dios y Salvador.
Tal
como Cristo resucitó de la muerte y ascendió a los cielos, El volverá.
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