TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros,
sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de
Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo
el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo
santo en el Señor, en quien también vosotros sois juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíritu”. Efesios 2. 19 – 22
Cuando
una persona extranjera llega a un nuevo país para vivir en él, llega sin los
derechos que las propias personas del país y con menos beneficios que los
propios del mismo país. Pero pasado unos años se abre una importante puerta de
derechos, la opción de obtener la doble nacionalidad, la de origen y la del nuevo
país donde ha sido acogido. Esto le ofrecerá la oportunidad de vivir en las
mismas condiciones que cualquier otro ciudadano.
Así
ha ocurrido también con nosotros, pertenecíamos a un país caído, pero ahora ya
no es así "Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que
sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios" no
hemos recibido una doble nacionalidad, sino que nos han cambiado la
nacionalidad.
Obtener
la doble nacionalidad implica tener parte de dos países, cuando nos convertimos
en conciudadanos de los santos, inmediatamente dejamos de tener nada que ver
con aquellos que no lo son. Ya no hay relación, ya no hay los mismos
comportamientos, todo lo contrario, ahora pertenecemos únicamente al reino de
los cielos.
Aquel
que tiene esta ciudadanía sufre un cambio radical, aunque sigue viviendo en el
mismo lugar, su corazón ya no pertenece a ese lugar, aunque sigue viendo a sus
antiguas amistades ya no hace los mismos actos que hacen ellos, el que vive
siendo ciudadano de los cielos actúa conforme al Rey de su pueblo, se produce
un cambio y nos convertimos en sus embajadores.
Nuestra
vida y pensamientos ya no están en esta tierra, nuestra ciudadanía es de los
cielos, ahora solo importa el plan de Dios, ya no importan los nuestros. Somos
embajadores del reino de los cielos y debemos ser un ejemplo de lo que Dios es.
Dios
les bendiga abundantemente.
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