martes, 16 de julio de 2019

Tiempo... Colosenses 1. 1 - 4



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, junto con el hermano Timoteo, saluda a los del pueblo santo que están en Colosas, fieles hermanos en Cristo. Que Dios nuestro Padre derrame su gracia y su paz sobre ustedes.

Siempre que oramos por ustedes damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Pues hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen a todo el pueblo santo, animados por la esperanza de lo que a ustedes se les ha reservado en el cielo. De esto ya oyeron hablar al escuchar el mensaje de la verdad contenido en el evangelio que llegó hasta ustedes. Este mensaje está creciendo y dando fruto en todas partes del mundo, igual que ha sucedido entre ustedes desde que oyeron hablar de la bondad de Dios y reconocieron su verdad”.  
Colosenses 1. 1 – 4.

Al transcurrir de nuestra vida produce una reputación en aquellos que nos rodean y conforme pasa el tiempo y crecemos, nuestra reputación mejora o empeora. La situación de la iglesia de en Colosas era compleja y difícil, por eso Pablo les escribe, era una iglesia joven, con poco tiempo de vida que sufría una presión muy fuerte de una sociedad inmoral e idolatra y además de muchos judíos, convertidos pero que luchaban por volver a las ceremonias judías.
En estas circunstancias era que los Colosenses vivían, cuando Pablo les escribe estas palabras.
Esta era una iglesia joven, que vivía en un tiempo difícil, donde la presión era muy fuerte, no era fácil, pero aun así se habían labrado una buena reputación y Pablo se la reconoce y no solo eso sino que da las gracias a Dios por ello, porque su fe y el amor hacia el resto de creyentes no era una simple teoría, sino algo palpable y Pablo agradece a Dios y les alaga para que sigan así.
Qué gran lección nos ofrece esta iglesia, en unas circunstancias culturales muy parecidas a las nuestras, ellos permanecían firmes, su fe se fortalecía día a día, y no se rendían, seguían avanzando y no rindiéndose.
¿Podremos decir nosotros lo mismo? ¿Es nuestra fe algo tan palpable como para que otros den gracias a Dios por ella? ¿Amamos tanto a Cristo y al resto de creyentes como para que afecte a nuestra reputación?
Que nuestra reputación no sea la de personas éticas, morales o activistas, sino que nuestra reputación sea la de amantes de Cristo y guardianes de la fe.
Hoy es un día ideal para aumentar la reputación de Cristo, con nuestra vida, en todo lugar donde estemos.
Dios les bendiga abundantemente.

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