LECTURA
DIARIA:
Efesios
capítulo 6
Hay
una diferencia entre obedecer y honrar. Obedecer significa cumplir lo ordenado;
honrar significa mostrar respeto y amor.
A los hijos adultos no se les pide que
se subordinen a padres dominantes. Los hijos obedecerán hasta que dejen de
estar bajo el cuidado de sus padres, pero la responsabilidad de honrarlos es
para siempre.
Si
nuestra fe en Cristo es real, por lo general se probará en el hogar, en nuestra
relación con quienes nos conocen mejor. Los hijos y los padres tienen
responsabilidades mutuas. Los hijos deben honrar a sus padres aun si estos son
exigentes e injustos. Los padres deben cuidar de sus hijos con dulzura, a pesar
de que sean desobedientes y molestos. Por supuesto que el ideal es que padres e
hijos cristianos se relacionen con solicitud y amor.
Algunas
sociedades honran a sus ancianos, respetan su sabiduría, dan deferencia a su
autoridad y buscan su comodidad y satisfacción. Así es como los cristianos
deben actuar. Donde los ancianos se respetan, la larga vida es una bendición,
no un peso.
El
propósito de la disciplina paterna es ayudar en el crecimiento de los hijos, no
herir ni desanimarlos. La paternidad no es fácil, requiere mucha paciencia para
formar a los hijos en amor, de manera que honre a Cristo. La frustración y el
enojo no deben motivarlos a disciplinar. En cambio, los padres deben actuar en
amor, tratando a sus hijos como Cristo trató a las personas que amó. Esto es
vital en el desarrollo de los hijos y en el concepto que tengan del Señor.
Los
esclavos jugaron un papel importante en la cultura romana. Se estima que hubo
varios millones de ellos en el Imperio Romano. Debido a que muchos dueños de
esclavos y esclavos llegaron a ser cristianos, la iglesia primitiva tuvo que
enfrentar directamente el asunto de las relaciones amo/esclavo. La declaración
de Pablo no condena ni condona la institución de la esclavitud. Más bien dice a
los amos y a los esclavos cómo vivir juntos en una casa cristiana. En los días
de Pablo, las mujeres, los hijos y los esclavos tenían pocos derechos. En la
iglesia, sin embargo, disfrutaban libertades que la sociedad les negaba. Pablo
dio direcciones firmes a los responsables de estos grupos: esposos, padres y
amos.
Las
instrucciones de Pablo estimulan responsabilidad e integridad en el trabajo.
Los empleados cristianos debieran cumplir con sus tareas como si Jesucristo
fuera el supervisor, y los empleadores cristianos debieran tratar a sus
empleados con amabilidad y respeto.
Aunque
los cristianos pueden estar en diferentes niveles en la sociedad humana, somos
iguales delante de Dios. Él no tiene favoritos, nadie es más importante que el
otro.
En
la vida cristiana batallamos en contra de fuerzas malignas poderosas,
encabezadas por satanás. Para contrarrestar sus ataques, debemos depender de la
fortaleza de Dios y usar cada pieza de la armadura. Pablo no solo da este
consejo a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, sino también a cada individuo dentro
de ella. Todo el cuerpo necesita armarse.
Los
gobernantes malignos, seres satánicos y príncipes de las tinieblas, no son
personas sino ángeles caídos a los que satanás controla. Cuando creemos en
Cristo y nos unimos a su Iglesia, estos seres vienen a ser nuestros enemigos y
emplean todo tipo de ardides para apartarnos de Cristo y hacernos pecar otra
vez. Aunque estamos seguros de la victoria, debemos batallar hasta que Cristo
venga, porque satanás lucha constantemente en contra de todos los que están del
lado del Señor.
Requerimos
de poder sobrenatural para vencer a satanás y Dios nos lo puede dar a través
del Espíritu Santo que está en nosotros y su armadura que nos rodea.
Pablo
nos dice que usemos cada pieza de la armadura de Dios para resistir sus ataques
y permanecer firmes aun en medio de los mismos. Cinturón de la Verdad: satanás
lucha con mentiras y algunas veces estas parecen ciertas; pero solo los
creyentes tienen la verdad de Dios, que puede derrotar las mentiras de satanás.
Coraza de Justicia: satanás, a menudo, ataca nuestros corazones: el centro de
nuestras emociones, autoestima y confianza. La aprobación de Dios es la coraza
que protege nuestros corazones. Él nos aprueba porque nos ama y envió a su Hijo
a morir por nosotros. Calzado para difundir las buenas nuevas: satanás quiere
que pensemos que anunciar las buenas nuevas a otros es una tarea sin valor e
imposible, la tarea es muy grande y la respuesta negativa demasiada. Pero el
"calzado" que Dios nos ha dado es la motivación para continuar
proclamando la paz verdadera que está al alcance en Dios, noticia que todos necesitan
escuchar. Escudo de la Fe: Lo que vemos son los ataques de satanás en forma de
insultos, contrariedades y tentaciones. Pero el escudo de la fe nos protege de
los dardos de fuego que arroja el maligno. Con la perspectiva de Dios, podemos
ver más allá de nuestras circunstancias y tener presente que la victoria final
es nuestra. Yelmo de la Salvación: satanás quiere que dudemos de Dios, de Jesús
y de nuestra salvación. El yelmo protege nuestras mentes de poner en duda la
obra salvadora de Dios efectuada a nuestro favor. Espada del Espíritu: la
Palabra de Dios La espada es la única arma ofensiva en esta lista de la
armadura. Hay momentos cuando necesitamos emplear la táctica ofensiva contra satanás.
Cuando somos tentados, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios.
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