TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Manténganse constantes en
la oración, siempre alerta y dando gracias a Dios. Oren también por
nosotros, a fin de que el Señor nos abra las puertas para predicar el mensaje y
anunciar el designio secreto de Cristo, pues por eso estoy preso. Oren
para que yo lo dé a conocer tan claramente cómo debo hacerlo”. Colosenses 4. 2 – 4
Para conocer la temperatura
espiritual de una persona o de una iglesia sin duda el mejor termómetro es la
oración. En cierta ocasión un hombre de Dios dijo: "si no oro un día lo
noto yo, si no oro dos días lo notan quienes me rodean pero si no oro tres días
lo nota todo el mundo." Esto es una gran realidad y sin duda la oración es
el termómetro para medir la vida del cristiano.
Pablo también escribe acerca
de la importancia de la oración, "perseverad en la oración, velando
en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros,
para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el
misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste
como debo hablar."
Las iglesias de nuestros
tiempos disfrutan con salidas al campo, conciertos, comidas fraternales o
cualquier actividad lúdica, pero menos de la mitad de los miembros asisten a
las reuniones de oración, lo cual demuestra la temperatura espiritual del
cristianismo, el cual prefiere el ocio y las relaciones, lo cual es bueno y
necesario, pero no debería estar por encima de la oración.
Y como Pablo dice a los
Colosenses es el momento de perseverar en la oración, de no abandonarla, de ser
agradecidos, de presentar a los enfermos, de rogar por aquellos quienes
predican en las iglesias, por pastores que deben guiar a sus ovejas al redil
celestial y por aquellos que predican el evangelio para que sea Dios quienes
les guíe en su predicación. No nos cansemos de orar, perseveremos en la
oración.
Dios les bendiga
abundantemente.
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