TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Por
eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, tal como ya lo están haciendo”. 1 Tesalonicenses 5. 11
Hay
muchas maneras de selección y motivación de equipos, o más específicamente a
agrupar la auto-valoración en la teoría y la práctica del desarrollo de una
organización. Hay muchas formas para ir construyendo estos equipos y una
de las primeras fases es hacer unos ejercicios/juegos al aire libre, diferentes
fases como cuerdas bajas, cuerdas altas y hasta rafting.
El
factor común de estas actividades es el apoyo y el ánimo que se dan los
compañeros entre sí cuando cada uno desarrolla el juego.
Pablo
le habla a los Tesalonicenses de la importancia de animarse, de dar ánimo y
edificarse.
Como
cristianos, tenemos una responsabilidad mutua los unos con los otros, la Biblia
nos muestra una descripción amplia de lo que Dios ha hecho por nosotros y es
importante entonces que nosotros pongamos nuestra parte para ayudar, animar y
edificar a otros.
Por
supuesto debemos tener presente que nosotros todos formamos un cuerpo en Cristo
y estamos todos conectados, cuando uno se alegra se alegran todos y ríen de
igual forma cuando uno llora todos sienten ese llanto también. Somos una cadena
interconectada en donde la fuente principal de energía poderosa es nuestro
Dios.
En
la carta a los Efesios, Pablo explica esto: “Por su acción todo el cuerpo crece
y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la
actividad propia de cada miembro”, un propósito principal de la iglesia debe
ser entonces su propia edificación y crecimiento.
Es
importante seguir creciendo y edificándonos, eso es bueno para que esos lazos
de comunicación, en esa cadena conectada, sea provechosa para todos los que no
conocen a Jesús.
La
iglesia, el cuerpo de Cristo, es un equipo de trabajo interrelacionado,
preparado para ir a hablarles a otros de Jesús.
¡Animémonos
y edifiquémonos, somos un equipo!
Dios
les bendiga abundantemente.
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