viernes, 26 de julio de 2019

Leyendo... 2 Tesalonicenses Introducción



LECTURA DIARIA:
2 Tesalonicenses Introducción

El apóstol Pablo escribió esta carta, probablemente desde Corinto poco después de la primera carta a los Tesalonicenses.

Es evidente que ciertas expresiones de la primera carta de Pablo a esta iglesia habían sido mal interpretadas. Cuando se había referido a la incertidumbre de día de la venida de Cristo, sus palabras habían sido entendidas como si hubiera enseñado que el día del Señor estaba cerca.
Esto dio como resultado una innecesaria conmoción. Los convertidos estaban turbados y alarmados. Tenían puntos de vista tan errados acerca de la cercanía de la venida del Señor, que trastornaron sus vidas.
La carta de Pablo fue escrita para ayudar a afirmarse a esta confundida  y preocupada iglesia.
La Segunda epístola a los Tesalonicenses desarrolla con mayor amplitud el tema del retorno de Cristo, ya tratado en 1 Tesalonicenses. Sin embargo, el motivo inmediato de su redacción lo dio la aparición en la ciudad de algunas personas que estaban sembrando inquietudes entre los miembros de aquella iglesia fundada por Pablo.
Se trataba de gente exaltada, de ciertos convertidos al cristianismo que a tal punto insistían en la inminencia del retorno de Cristo y del juicio final, que habían llegado a intranquilizar a los creyentes tesalonicenses. Eran personas que para dar mayor peso a sus propias enseñanzas se las atribuían a Pablo, o que utilizaban algún texto del apóstol entendiéndolo mal y explicándolo peor.
La situación de la iglesia de Tesalónica no era fácil, según se desprende de las expresiones: «todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis» (1.4) y «vosotros, los que sois atribulados» (1.7).
Pero el apóstol da gracias a Dios porque, a pesar de todo, los creyentes progresan en la fe y el amor, y en la paciencia con que sobrellevan los padecimientos (1.3 – 4). Su firmeza será recompensada, y quienes los persiguen recibirán el justo castigo «cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo» (1.3 – 12 y, especialmente, v. 6 – 10)
La segunda venida de «nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él» (2.1) no es un acontecimiento inmediato, sino que antes tiene que aparecer «este impío», cuyo advenimiento es «obra de satanás» (2.9). Cierto que ese «misterio de la iniquidad» ya está actuando (2.7) y que un día llegará a ser plenamente manifiesto; pero el Señor lo destruirá (2.8) cuando traiga su juicio y su victoria sobre «todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia» (2.12)
Esta exposición va seguida de una acción de gracias y algunas breves exhortaciones (2.13 – 3.5). Y termina el cuerpo central de la carta con un llamamiento a mantener la disciplina y el trabajo honrado, para la mejor convivencia de todos en la congregación (3.6 – 15)

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