domingo, 28 de julio de 2019

Tiempo... 2 Tesalonicenses 2. 1 - 8



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Ahora bien,  hermanos,  en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él,  les pedimos que no pierdan la cabeza ni se alarmen por ciertas profecías, ni por mensajes orales o escritos supuestamente nuestros,  que digan: "¡Ya llegó el día del Señor!"
  No se dejen engañar de ninguna manera,  porque primero tiene que llegar la rebelión contra Dios y manifestarse el hombre de maldad, el destructor por naturaleza. Éste se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración,  hasta el punto de adueñarse del templo de Dios y pretender ser Dios.  ¿No recuerdan que ya les hablaba de esto cuando estaba con ustedes?  Bien saben que hay algo que detiene a este hombre,  a fin de que él se manifieste a su debido tiempo. Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su poder;  pero falta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene.  Entonces se manifestará aquel malvado,  a quien el Señor Jesús derrocará con el soplo de su boca y destruirá con el esplendor de su venida”.
2 Tesalonicenses 2. 1 – 8.

La venida del Señor ha sido un tema de mucho cuestionamiento, de muchas especulaciones, y ha sido objeto de muchas controversias por parte de la iglesia pues para muchos la segunda venida del Señor ya había ocurrido.
Pablo con sabiduría aborda este tema y nos da claridad al respecto, al igual que hoy muchos son los movimientos eclesiales que han determinado profecías, fechas y ocasiones en los que se ha determinado la llegada de Cristo, sin que sean una realidad. Por eso debemos estar muy precavidos.
El estar atentos, conscientes de la verdad, no permitirá que caigamos en el engaño. Pues los tiempos de Dios son perfectos y primero hemos de llegar a ver la deserción a la verdad, junto con la manifestación del semblante de la transgresión, el hijo de la destrucción.
Este estado ha de manifestarse y levantarse en contra de todo lo que responde a la divinidad o se le ha rendido culto, hasta establecerse en el templo de Dios, exhibiéndose como Dios.
Era un tema que frecuentemente rondaba la enseñanza de Pablo y al cual prestaba atención, para que no hubiesen malos entendidos al respecto.
Todo tiene su tiempo, aun la manifestación de este ser, se dará a su debido tiempo.
La maldad se ha mantenido bajo un velo de misterio, el cual le permite ejercer su poder e influencia sobre el hombre, pero cuando el tiempo llegue, lo que ahora lo detiene para hacerse evidente con mayor fuerza, será quitado y podrá actuar con considerable fluidez.
Se hará manifiesta la maldad, y entonces el Señor con el aliento de su boca que representa su autoridad, y con el esplendor de su presencia que representa su poder, destruirá a su adversario.
Dios les bendiga abundantemente.

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