LECTURA
DIARIA:
Filipenses
Introducción
El
autor de la Epístola a los Filipenses es el apóstol Pablo (1.1). Él es
mencionado frecuentemente en la carta. Los destinatarios son los cristianos en
Filipos.
En
su primer viaje misionero, Pablo visitó pueblos cercanos a su centro de
operaciones en Antioquía de Siria. En su segundo y tercer viajes, se extendió
aún mucho más. Debido a las grandes distancias entre las congregaciones que
fundó, no podía supervisarlas personalmente. Por eso, tuvo que escribirles
cartas para enseñar y animar a los creyentes.
Pablo
tenía un equipo de voluntarios que incluía a Timoteo, Marcos y Epafras que
entregaban estas cartas en persona y por lo general permanecían con las
congregaciones por un tiempo para enseñarlas y animarlas.
La
colonia romana de Filipos estaba ubicada al norte de Grecia (llamada Macedonia
en los días de Pablo). Felipe II de Macedonia (el padre de Alejandro el Grande)
tomó la antigua ciudad de Tracia alrededor de 357 a.C., la engrandeció y
fortaleció y le dio su nombre. Este centro comercial próspero se hallaba en el
cruce entre Europa y Asia. Por el año 50 d.C., Pablo, Silas, Timoteo y Lucas
cruzaron el mar Egeo desde Asia Menor y desembarcaron en Filipos (Hechos
16.11-40).
La
iglesia en Filipos estaba formada mayormente de gentiles (no judíos). Como no
estaban familiarizados con el Antiguo Testamento, Pablo no se refirió
específicamente a dicha parte de las Escrituras en esta carta.
Esta
era una carta personal a los filipenses, no pretendía ser una circular como la
carta a los efesios. Pablo quería agradecer a los creyentes por haberlo ayudado
cuando tuvo necesidad. También deseaba decirles por qué disfrutaba de gozo
completo a pesar de su prisión y de su consiguiente juicio. En esta carta,
Pablo aconseja a los filipenses acerca de la humildad y la unidad, y les
advierte en cuanto a los problemas potenciales.
El
tema principal en la Epístola a los Filipenses es el gozo. En solamente cuatro
capítulos, esta palabra aparece dieciséis veces.
Pablo
explica a sus lectores, en el correr de la carta, por qué él siente gozo a
pesar de su cautiverio. Dice que aunque sea derramado en libación sobre el
sacrificio de su fe, igual se gozará (2.17). Por eso, también podemos describir
la Epístola a los Filipenses, como la epístola del gozo.
Filipenses
4.4 es el versículo más representativo y, por lo tanto, el versículo clave de
la carta:“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”.
Los
temas claves son: Cristo, el vivir para mí (1.21). Cristo, el ejemplo (2.5).
Cristo, la meta (3.14). Cristo, la fuerza (4.13)
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