jueves, 27 de junio de 2019

Tiempo... Gálatas 1. 10



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.”  Gálatas 1. 10


Por lo general cuando agradamos a alguien, inconscientemente nos motiva el favor o la simple aprobación que recibiremos de esa persona como respuesta.  
 En nuestra relación con Dios se da una dinámica similar, y no debemos avergonzarnos por esto, buscar el favor de Dios como dice el apóstol Pablo es correcto, y aunque debemos desarrollar la conciencia que esto no debe ser la única razón para agradar a Dios sino también motivados por el reconocimiento de su autoridad, amor y agradecimiento.
Sin embargo, sí hay un conflicto que debemos resolver, y es el que el apóstol Pablo describe en este versículo de Gálatas 1.10, y es que cuando nos convertimos en hijos de Dios al poner nuestra fe en Cristo y comenzamos a hacer la voluntad de Dios y recibimos Su bendición como resultado de lo primero, ya no es necesario buscar el favor de nadie más y por consecuencia no debemos buscar agradar a nadie más que a Él.
Este es un conflicto que seguro  todos  enfrentaremos a lo largo de nuestras vidas cuando por necesidades o presiones del mundo seamos tentados a dejar de lado los principios de la palabra de Dios y hacer cosas solo por obtener el favor de los hombres.
Es fundamental para nuestra relación con Dios y nuestro desarrollo espiritual resolver este conflicto porque que de esto dependerá los frutos que cosecharemos como discípulos.
Es como si un esposo no se terminara de decidir si agradar a su esposa o a su vecina,  mientras no se decida su matrimonio ira rumbo al fracaso. No podemos agradar a Dios y a los hombres al mismo tiempo, o decidimos buscar el favor de los hombres y por tanto agradarles y servirles a ellos, o  el de Dios y ocupar todas nuestras energías, tiempo y pensamiento en servirle y vivir una vida que le agrade a Él.
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Mateo 6.24.
Dios les bendiga abundantemente.

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