LECTURA
DIARIA:
2
Corintios capítulo 12
Pablo
continua narrando las visiones y revelaciones que había recibido del Señor.
"Conozco a un hombre en Cristo" significa que estaba hablando de sí
mismo. Explicó que no sabía si fue en el cuerpo o en el espíritu, pero estuvo
en el paraíso ("en el tercer cielo").
Pablo
se refiere a este incidente para mostrar que había sido tocado por Dios en
forma muy especial.
No
está claro a que "aguijón en la carne" se refiere Pablo porque no lo
menciona. Sea lo que fuere, era un problema físico crónico y debilitante, que
le obstaculizaba en su trabajo. Este aguijón era un impedimento en su
ministerio y pidió que fuera removido, pero Dios se negó a hacerlo. Pablo era
una persona muy autosuficiente, así que este aguijón debió ser dificultoso para
él. Esto le recordaba su necesidad de mantenerse en contacto directo con Dios.
Aunque
Dios no le quitó la aflicción física, le prometió demostrar su poder en él.
Cuando nuestras habilidades son sobresalientes o nuestros recursos son
considerables, somos tentados a realizar la obra de Dios a nuestra manera, y
eso conduce al orgullo. Cuando estamos conscientes de nuestra debilidad y
permitimos que Dios nos llene con su poder, entonces llegamos a ser mucho más
fuertes de lo que pudimos haber sido jamás dependiendo de nosotros mismos.
Pablo
no estaba meramente revelando sus sentimientos, sino defendiendo su autoridad
como apóstol de Jesucristo. Estaba herido porque la iglesia en Corinto dudó de
él y lo cuestionó; pero se defendía por causa del evangelio, no para satisfacer
su ego.
Pablo
explicó que la única cosa que hizo por las otras iglesias y que no hizo en
Corinto fue convertirse en una carga, pedir a los creyentes que lo alimentaran
y le dieran una casa. Cuando Pablo dice: "¡Perdonadme este agravio!"
estaba siendo irónico. Realmente había hecho más por los corintios que por
cualquier otra iglesia y aún no confiaban en él.
Pablo
había fundado la iglesia en Corinto en su primera visita. Luego hizo una
segunda visita y estaba planeando lo que sería su tercera visita. Pablo les
volvió a aclarar que no quería salario, alimentación o casa, sólo deseaba que
los creyentes fueran alimentados con el alimento espiritual que les daría.
Aunque Pablo no les pidió nada a los cristianos en Corinto, algunos escépticos
seguían diciendo que había sido habilidoso y que sacaría ganancia con ellos de
alguna manera. Pero Pablo volvió a explicarles que todo lo que hizo por los
creyentes fue para la edificación de ellos, no para enriquecerse personalmente.
A pesar de que todavía había pecados, entre esta gente, Pablo dijo que poseían
grandes dones y excelencia en el liderazgo.
Pablo
temió que las prácticas de los corintios perversos hubieran invadido la
congregación, y escribió ásperamente con la esperanza de que pudieran enderezar
sus vidas antes que él llegara. Debemos vivir en forma diferente a la de los
incrédulos, no permitiendo que la sociedad secular nos dicte cómo debemos
tratar a los demás.
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