LECTURA
DIARIA:
1Corintios
capítulo 10
En
el capítulo 10, el apóstol Pablo usa a Israel como un ejemplo de inmadurez
espiritual mostrado en su auto confianza y pérdida de autodisciplina.
Las
nubes y el mar mencionados aquí hacen referencia al escape del pueblo de Israel
de la esclavitud de Egipto, cuando Dios los guió a través de una nube y los
trajo de la esclavitud a través del Mar Rojo (Éxodo 14). El alimento y la
comida espiritual son la milagrosa provisión que Dios les dio mientras
peregrinaban por el desierto.
"En
Moisés fueron bautizados" significa que así como estamos unidos a Cristo
por el bautismo, los israelitas se unieron al liderazgo de Moisés en los acontecimientos
del éxodo. El incidente que se menciona en el versículo 7 se refiere a cuando
los israelitas hicieron el becerro de oro y lo adoraron en el desierto (Éxodo
32).
El
incidente en 10.8 es la mención de Números 25.1-9 cuando los israelitas
adoraron a Baal-peor y se involucraron en inmoralidad sexual con mujeres
moabitas. La referencia del versículo 9 es a la queja y fastidio de los israelitas
por su alimentación (Números 21.5-6). Pusieron al Señor a prueba, para ver cuán
lejos podían ir.
En
el versículo 10, Pablo se refiere a cuando el pueblo se quejó contra Moisés y
Aarón y les sobrevino las plagas (Números 14.2; 14.36; 16.41-50). El exterminio
del ángel se refiere a Éxodo 12.23.
Las
advertencias de Pablo nos invitan a recordar las lecciones que los israelitas
aprendieron acerca de Dios, de modo que evitemos repetir sus errores. La clave
para recordarlos es estudiar la Biblia.
En
una cultura llena de depravación moral y presiones, Pablo dio a los corintios
palabras de aliento firmes acerca de la tentación.
La
adoración a los ídolos era la principal expresión religiosa en Corinto. Había
varios templos paganos en la ciudad y eran muy populares. Las estatuas de
madera o piedra no eran malas en sí mismas, pero la gente les daba crédito por
lo que sólo Dios era capaz de hacer, como proveerles un buen clima, cosecha e
hijos. Confiar en las cosas que sólo Dios puede proveer es idolatría. La idea
de unidad con Dios por medio de la comida sacrificada era muy notoria en el
judaísmo y el cristianismo así como también en el paganismo. En los tiempos del
Antiguo Testamento, cuando un judío ofrecía un sacrificio, comía parte del
mismo como una manera de restaurar su unidad con Dios, contra quien había
pecado.
Los
cristianos participan en un sacrificio hecho una sola vez y para siempre,
cuando comen el pan y beben el vino que representan el cuerpo y sangre de
Cristo. Los convertidos recientes del paganismo no serían ayudados si a
sabiendas comían la carne ofrecida a los ídolos.
Como
seguidores de Cristo debemos darle toda nuestra lealtad. No podemos, como Pablo
explica, comer "pan de la mesa del Señor y de la mesa de los
demonios". Comer de la mesa del Señor significa comunión con Cristo e
identificación con su muerte. Comer de la mesa de los demonios significa
identificarse con satanás, participando en actividades de adoración o que
promueven idolatría o maldad.
Pablo
dio una solución al dilema simplemente hacer todas las cosas para la gloria de
Dios, incluso nuestro comer y beber. Nada que hagamos debe causar tropiezo a
otros. Debemos hacer lo que es mejor para los demás, para que puedan ser salvos.
El
amor de Dios debe permear nuestras vidas al grado que todo lo que hagamos sea
para su gloria.
El
criterio de Pablo no era qué es lo que más le gustaba, sino qué era lo mejor
para los que lo rodeaban. Cuando el hacer el bien a otros es una prioridad en
nosotros, desarrollamos un corazón de siervo que agrada a Dios.
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