LECTURA
DIARIA:
2
Corintios capítulo 2
La
frase de Pablo "otra vez a vosotros con tristeza" indica que ya había
hecho un viaje dificultoso a Corinto desde que se fundó la iglesia.
Fue para
enfrentarse a aquellos que en la iglesia estaban poniendo en discusión su
autoridad como apóstol de Jesucristo, confundiendo a otros creyentes.
Pablo
estaba bastante preocupado por ellos, por lo que los confronta con sus acciones
equivocadas.
Pabló
explicó que era tiempo de perdonar al hombre castigado por la iglesia y que se
había arrepentido. Ahora necesitaba perdón, compañerismo y consuelo. Satanás
podía ganar ventaja si separaban permanentemente a este hombre de la
congregación en vez de perdonarlo y restaurarlo.
La
triste carta llevada por Tito, finalmente motivó el arrepentimiento de los
corintios y la disciplina del hombre trajo consigo el arrepentimiento. La
disciplina de la iglesia siempre debe buscar la restauración. Hay dos errores
que se pueden cometer en la disciplina, ser demasiado permisivos con el pecado
y no corregir los errores o ser demasiado estrictos y no perdonar. Hay tiempo
de confrontar y tiempo de consolar. Se emplea la disciplina en la iglesia a fin
de mantenerla pura y ayudar a que la gente tome el camino del arrepentimiento.
Pero satanás procura causar daño a la iglesia mediante la tentación que usa la
disciplina que no perdona.
Tito
era un griego convertido, a quien Pablo amaba en forma especial y en quien
confiaba, la carta a Tito fue escrita por Pablo para él. Tito era una de las
personas responsables de recolectar el dinero para los pobres de la iglesia de
Jerusalén. Pablo envió también con Tito la triste carta. En el trayecto a
Macedonia, Pablo esperaba encontrarse con Tito en Troas. Como no fue así, se
preocupó por su seguridad y dejó Troas con la esperanza de que tendría alguna
noticia en Macedonia.
Pablo
enviaría a Tito a Corinto con esta carta. En medio de la discusión de su viaje
imprevisto a Macedonia, Pablo agradeció a Dios por su ministerio, su relación
con los creyentes en Corinto y la manera en que Dios lo usó para ayudar a otros
dondequiera que fue.
En
una procesión victoriosa en Roma, el general podía mostrar sus tesoros y
cautivos en medio de una nube de incienso que se quemaba a sus dioses. Para los
triunfadores, el olor era agradable, para las personas cautivas, tenía olor a
esclavitud y muerte. Cuando los cristianos predican el evangelio, esto es
buenas nuevas para unos y repulsión para otros. Los creyentes reconocen la
fragancia de vida de su mensaje. Pero para los incrédulos tiene olor desagradable.
Pablo
pregunta: "¿Quién es suficiente" para la tarea de presentar a Cristo?
Nuestra suficiencia siempre proviene de Dios. Él nos comisionó y envió. Nos ha
dado el Espíritu Santo para hablar con el poder de Cristo. Mantiene sus ojos
sobre nosotros, protegiéndonos mientras trabajamos para El.
Algunos
predicadores en los días de Pablo eran "revendedores ambulantes" que
predicaban sin entender el mensaje de Dios o sin importarles lo que pudiera
sucederles a sus oyentes. No les interesaba expandir el Reino de Dios, sino el
dinero. Hoy también existen revendedores religiosos a quienes les interesa sólo
el dinero y no la verdad. Aquellos que realmente hablan en nombre de Dios deben
caracterizarse por su integridad y no deberían predicar nunca por motivos
egoístas.
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