LECTURA
DIARIA:
2
Corintios capítulo 9
Pablo
les recordó a los corintios que cumplieran con el compromiso contraído. Habían
dicho que enviarían una ofrenda en dinero para las iglesias en Jerusalén.
Pablo
estaba enviando a algunos hombres antes que él, para que estuvieran seguros de
que el regalo estaba en camino, además sería una importante ofrenda y no daría
la impresión de que la gente tuvo que dar bajo presión o a último momento
("lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra").
Trataba de lograr que estuvieran dispuestos a mantener su promesa, para que ni
él ni los corintios estuvieran en aprietos.
Las
personas pueden dudar en dar generosamente a Dios si temen no tener lo
necesario para satisfacer sus propias necesidades. Pablo les asegura que Dios
es capaz de suplir sus necesidades.
Nuestra
actitud al dar es más importante que la cantidad que damos. Según esta norma,
la generosidad de la iglesia de Macedonia era difícil de igualar. Pablo usó la
ilustración de las semillas para explicar que los recursos de Dios no deben ser
escondidos, devorados negligentemente o malgastados, sino cultivados a fin de
producir mayor cosecha. Cuando invertimos lo que Dios nos ha provisto, nos dará
aún mucho más para dar.
Pablo
enfatiza en la recompensa espiritual para aquellos que dan generosamente para
la obra de Dios. No debiéramos esperar enriquecernos por medio de nuestras
donaciones.
Ofrendar
generosamente cubre las necesidades materiales de otros, pero también se
traduce en frutos espirituales: muchas acciones de gracias a Dios.
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