lunes, 3 de junio de 2019

Tiempo... 1 corintios 8. 9 - 12



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Sin embargo,  tengan cuidado de que su libertad no se convierta en motivo de tropiezo para los débiles.
Porque si alguien de conciencia débil te ve a ti,  que tienes este conocimiento,  comer en el templo de un ídolo,  ¿no se sentirá animado a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos? Entonces ese hermano débil,  por quien Cristo murió,  se perderá a causa de tu conocimiento. Al pecar así contra los hermanos,  hiriendo su débil conciencia,  pecan ustedes contra Cristo”.  1 Corintios 8. 9 – 12.

Pablo recomienda a los que han alcanzado la madurez que no se conviertan en motivo de tropiezo para quienes aún  no comprenden el sentido espiritual de la ley.
Alguien cuya consciencia no se ha fortalecido en una confianza y revelación a su vida, permanecerá débil y si nos ve como ejemplo hacer algo que sabe que no está bien, entonces esto podrá limitar y estorbar su crecimiento y desarrollo espiritual, pues hará cosas que aún no entiende que debe experimentar y vivir para comprender.
La cuestión es la siguiente, cuando la ley despierta el corazón del hombre le permite conocer que es pecado y que no en nuestras vidas, pero lejos de Dios esto solo lo lleva a pecar más y a confusión, para que conociendo su desgracia, pueda reconocer y necesitar la gracia de Dios para su salvación. Esto también opera en aquellos que apenas están creciendo en la revelación de la verdad espiritual pues ellos necesitan aprender a obedecer lo que el Espíritu muestra a sus corazones, pero al principio ellos dependen mucho de los que están a su alrededor, por ello es importante el ejemplo que les damos a los nuevos creyentes.
Si no estamos conscientes de las necesidades de crecimiento espiritual de un hermano en la fe por quien Cristo entrego su vida, se hallara perdido porque aún no entiende el obrar del Espíritu en nuestras vidas.
El ser inconscientes de la necesidad de nuestros hermanos en la fe, nos conduce a dejar de hacer lo bueno en lo cual hay pecado, pues lastimamos su débil consciencia que aún no está preparada para guiarle como debería ser.
Debemos ser ejemplos para que nuestra conducta ayude a crecer a otros en el camino de la fe.
Dios les bendiga abundantemente.

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