TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Lo
que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo. De
aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran; los
que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si
no se alegraran; los que compran algo, como si no lo poseyeran; los
que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran de
ellas; porque este mundo, en su forma actual, está por
desaparecer”. 1 Corintios 7. 29 – 31
No
sabemos ni el día ni la hora en que el Señor ha de volver, vivamos como quien
no posee nada.
Los
que aún no comprenden que las cosas de este mundo pasaran, deben entender que
no es que no podamos disfrutar de ellas, sino que en ese disfrute no se
comprometa ningún apego.
Esto
toca a nuestro estilo de vida. No dice que no se debe hacer estas cosas; no es
pecado disfrutar de las cosas del mundo. Debemos disfrutar de
todo lo hermoso que Dios ha creado en esta tierra. Cuando uno viaja puede
contemplar en algunos lugares hermosos bosques con gigantescos árboles, ríos
caudalosos, lagos y la inmensidad del mar. Éstas son experiencias que reaniman
nuestros corazones. Uno puede admirar estas maravillas de la naturaleza, pero
sin olvidarnos del que las creó, y a quien únicamente debemos atribuir todo el
honor y la gloria de la creación. Y es bueno recordar esto en una época en que
la gente tiende cada vez más a ensalzar el orden creado y a la sabiduría
humana, y a rechazar al Creador.
Dios
creó todas las cosas, pero no debemos enfocarnos en ellas.
¿Por
qué? Porque este mundo, en su forma actual, está por
desaparecer. Este mundo no es nuestro hogar.
Nos
queda poco tiempo para evangelizar y edificar la iglesia. La mies es
mucha y los obreros son pocos.
Dios
les bendiga abundantemente.
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