LECTURA
DIARIA:
1
Corintios capítulo 9
Algunos
corintios cuestionaban la autoridad de Pablo como apóstol. Pablo les da sus
credenciales; como tal, había visto y hablado con el Cristo resucitado, el cual
lo llamó para ser apóstol.
Dichas credenciales hacían que el consejo que daba
en su carta fuera más persuasivo.
La
vida cambiada era la evidencia de que Dios lo estaba usando. Pablo se usa a sí
mismo como ilustración para mostrar sus derechos. Tenía derecho a ser
hospedado, a casarse, a traer invitados, a que le pagaran por sus servicios;
pero había renunciado voluntariamente a esos derechos a fin de ganar a otros
para Cristo. Cuando su preocupación es vivir para Cristo, los derechos,
comparativamente hablando, no tienen mayor importancia.
Jesús
dijo que el obrero es digno de su salario. Pablo enfatiza este pensamiento e
impulsa a la iglesia a pagar a sus obreros cristianos sin falta. Los hermanos
de Jesús alcanzaron puestos de liderazgo en la iglesia de Jerusalén. Santiago
uno de ellos, por ejemplo, guió el acuerdo del concilio en Hechos 15 y escribió
la epístola universal de Santiago.
En
el Antiguo Testamento, como parte de su paga, los sacerdotes en el templo,
recibían una porción de las ofrendas para su alimentación.
La
predicación del evangelio fue el don y el llamado de Pablo y no podía dejar de
predicar aunque quisiera. Estaba supeditado al deseo de hacer lo que Dios
quisiera, usando sus dones para la gloria de Dios.
Pablo
dice que tiene la libertad para acomodarse a cualquier situación, hace énfasis
en una vida de disciplina estricta. La vida cristiana incluye libertad como
también disciplina. La meta en la vida de Pablo era glorificar a Dios y traer
gente a Cristo. Por esta razón se mantuvo libre de cualquier posición filosófica
o atadura material que tendiera a apartarlo de su meta; se impuso una
disciplina estricta para lograr su objetivo. Para Pablo, tanto la libertad como
la disciplina eran herramientas importantes para usar en el servicio a Dios.
Pablo
da varios principios importantes para el ministerio, estos principios son tan
valiosos para nosotros, así como lo fueron para Pablo.
Para
ganar una carrera se necesita propósito y disciplina. Pablo usó esta
ilustración para explicar que la vida cristiana demanda arduo trabajo, auto
negación y preparación seria. Como cristianos, corremos a fin de obtener
nuestra recompensa celestial. La disciplina esencial de la oración, el estudio
bíblico y la adoración nos equipa para correr con vigor.
La
meta individual determina la disciplina y la negación que debemos aceptar. Sin
una meta, la disciplina no es nada más que un auto castigo. Con la meta de
agradar a Dios, nuestra negación no es nada comparada con la recompensa eterna
que será nuestra.
Cuando
Pablo dice que puede ser eliminado, no quiere decir que puede perder su
salvación sino que puede perder su privilegio de anunciar a otros el mensaje de
Cristo. Es fácil decir a otros cómo vivir y no respaldar con nuestra vida lo
que decimos. Debemos practicar lo que predicamos.
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