martes, 3 de abril de 2018

Leyendo... Eclesiastés 11




LECTURA DIARIA:
Eclesiastés 11

El Predicador advierte contra la demora en invertir, debido a la obsesión de hacerlo en el momento ideal, cuando se espera obtener las máximas ganancias. En lugar de ello, siembra tu semilla por la mañana, esto es, invierte mientras eres joven.

Esperar a que lleguen las condiciones perfectas significará inactividad. Este razonamiento práctico se aplica en especial a la vida espiritual. Si esperamos el tiempo y el lugar perfectos para leer la Biblia, nunca comenzaremos a leerla. Si esperamos una iglesia perfecta, nunca nos congregaremos. Si esperamos un ministerio perfecto, nunca serviremos.
Salomón resumen que la vida encierra riesgos y oportunidades. Debido a que la vida no ofrece garantías, debemos estar preparados. “Echa tu pan sobre las aguas” significa que la vida presenta oportunidades que debemos aprovechar, y no limitarnos a ir a lo seguro. Salomón no apoya la actitud de desesperanza. Sólo por el hecho de que la vida sea incierta no quiere decir que no hagamos nada. Necesitamos un espíritu de confianza y aventura. Debemos enfrentar los riesgos y oportunidades de la vida con entusiasmo y fe dirigidos por Dios.
El Predicador no ha hallado nada de valor permanente «debajo del sol» (en este mundo), como la vida misma es vanidad. De manera que arriba a dos conclusiones: En esta vida lo mejor que se puede hacer es gozar de las bendiciones de Dios; y todo valor absoluto debe trascender esta vida, y estar afianzado en la justicia de Dios. El saber que Dios juzgará todas las cosas, debe motivarnos a vivir moralmente, mientras gozamos de aquello con lo que él nos ha bendecido.
Salomón nos alienta para que nos regocijemos todos los días pero que recordemos que la eternidad es mucho más larga que la expectativa de vida de una persona.
A menudo escuchamos a la gente decir: “No importa”. Pero muchas de nuestras decisiones son irreversibles: permanecerán con uno el resto de la vida. Lo que uno hace cuando es joven sí importa.
Los versículos 7 y 8 son una introducción al capítulo final. Agradable es la luz y bueno el sol, pero también hay días de tinieblas. Lejos está el Predicador de pensar que los días de tinieblas, que inexorablemente han de llegar, resten su alegría a los días de luz. Refleja una concepción positiva, pero realista, de la vida.


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