jueves, 19 de abril de 2018

Leyendo... Isaías capítulo 5




LECTURA DIARIA:
Isaías capítulo 5

Este bello «cántico de la viña» es un ejemplo del sublime estilo poético de Isaías, altamente apreciado por la literatura mundial. En esta alegoría, mi amado representa a Jehová, y la viña a Israel y a Judá.

La lección de la viña muestra que la nación escogida por Dios debía dar fruto para llevar a cabo su obra, para defender la justicia. Produjo fruto, pero este fue ácido y malo. Este pasaje utiliza un juego de palabras: las palabras hebreas que se traducen juicio y vileza suenan muy parecidas, así como las empleadas para justicia y clamor. Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis». ¿Ha examinado últimamente su propio «fruto»? ¿Es dulce o ácido?
Dios esperaba que Israel y Judá fuesen un pueblo obediente, santo y dispuesto a dar testimonio de su fe.
Pero la gente produjo frutos de engaño, injusticia e idolatría, en lugar de dar testimonio a las naciones vecinas; y ello a pesar del amor y las bendiciones recibidas de Dios.
El juicio de Dios permitiría a los invasores paganos hollar la fértil tierra prometida a su pueblo. Israel cayó ante Asiria en el 721 a.C.; Judá cayó ante Babilonia en el 586 a.C.
La interjección ¡ Ay ! se pronuncia seis veces, con un tono fúnebre, en relación con Israel y Judá. Se especifican sus pecados: codicia y autoindulgencia; embriaguez agresiva; vanidad desafiante; perversión moral; presunción; perversión de la justicia. Como resultado de estas cosas, Dios llamará a un país vecino que invadirá, devastará y llevará al pueblo cautivo.
Los héroes de la nación, «su gloria», sufrirían la misma humillación que la gente común. ¿Por qué? Porque vivieron de acuerdo a sus propios valores y no según los de Dios.
Los gobernantes de Israel y Judá estaban tan identificados con el pecado, que lo arrastraban consigo a donde quiera que iban.
El pueblo sufrió debido a que rechazó la ley de Dios.
Este pasaje describe lo que Dios haría si el pueblo lo desobedeciera. Asiria comenzó a atormentar a Israel durante el reinado de Acaz (735-715 a.C). Este fuerte agresor destruyó el reino del norte en 722 a.C. y dispersó al pueblo en todo su imperio. El pecado tiene sus consecuencias. Si a lo mejor no son inmediatas, vendrán de todas maneras.


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